Internacional.-En un acto despreciable, autoridades detuvieron a un hombre que había asesinado a su vecina sólo porque sus perros no dejaban de ladrar, molestándolo al punto de la locura.
Los hechos ocurrieron en el barrio las Delicias, vecindario de Palmira, Colombia, donde una abuelita tuvo un altercado con un joven, de 22 años quien la violentó al grado de matarla. Según las primeras investigaciones del caso, el chico y la mujer mayor tenían problemas de convivencia desde hace mucho, sobre todo por la vida del hombre, quien es un drogadicto.
Acompañada de solo unos perros, la víctima era una comerciante ambulante y vivía sola, situación aprovechada por el agresor, quien animado por el consumo de sustancias psicoactivas arremetió contra ella.
Estefanía Arias, nombre de la agredida, recibió un fuerte golpe en la cara que la noqueó, luego, el homicida tomó una piedra y remató en varias ocasiones a la mujer, quien murió sofocada por bolsas puestas en su cabeza.
Sin importarle nada, el hombre se fue a su habitación sin ningún remordimiento; durante la madrugada el criminal volvió a la escena del crimen, para esconder las pruebas del homicidio y limpiar la sangre de la habitación.
Embolsando el cuerpo, o introdujo en un carro de compras y lo llevó en moto hasta una casa inhabitada en el barrio la Italia, donde lo abandonó.
Afortunadamente, las grabaciones de cámaras de seguridad lograron proporcionar información de Juan Ángel Gómez Chavarro «El Mono», quien guardó la misma vestimenta con la que fue a dejar el cuerpo de la mujer al lugar.
Mientras transitaba por la vía pública, las autoridades capturaron al homicida, que aceptó los cargos en su contra por homicidio agravado y ocultamiento, alteración o destrucción de elementos material probatorios, indicando cómo el ladrido de los perros lo irritaron hasta el punto de asesinar a su vecina.
Con Información de Comunicado