Ciudad Juárez, Chih.- Una comunidad de pacientes con trasplante de riñón ha levantado la voz ante la alarmante falta del medicamento Tacrolimus, indispensable para evitar el rechazo del órgano trasplantado. Desde octubre, estos pacientes se han visto obligados a batallar día a día para acceder a un tratamiento del que dependen para vivir, en una situación que describen como una “cuenta regresiva” que pone en riesgo sus vidas.
“Cada caja que recibimos contiene 50 pastillas, pero al tener que tomar seis diarias, la medicación se agota en pocos días. Si dejamos de tomarla ni siquiera un día, nuestro cuerpo rechaza el órgano”, explicó uno de los afectados, quien lleva siete años con un trasplante de riñón y se encuentra con apenas diez días de medicamento disponibles. Otros pacientes relatan experiencias similares, señalando que algunos han comenzado a presentar síntomas de rechazo, lo que podría derivar en la necesidad de iniciar diálisis o incluso someterse a un nuevo y riesgoso trasplante.
La situación no afecta únicamente a los pacientes con trasplante de riñón; también se han reportado casos de escasez en tratamientos para quienes han recibido trasplantes de hígado, córnea y corazón. “Esta situación es de por vida”, manifestó otro paciente. “No existe una segunda oportunidad, ya que la mayoría de los órganos provienen de familiares directos —una hermana, una madre, o incluso una hija— y una vez que se agota la medicación, no hay otra opción que enfrentar graves complicaciones de salud.”
Ante este panorama, los pacientes han dirigido un llamado urgente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y a las autoridades de salud, solicitando medidas inmediatas para garantizar el suministro continuo de Tacrolimus. “Llevamos años batallando por este medicamento y el riesgo de que se nos acabe es cada vez mayor. Por favor, escúchenos y ayúdennos, porque de esto depende nuestra vida y la de nuestras familias”, enfatizó uno de ellos.
La denuncia se suma a la creciente preocupación por la falta de recursos y a la necesidad de una mayor cultura de donación de órganos, ya que, en la mayoría de los casos, el trasplante es posible gracias a la generosidad de un familiar directo. Con vidas en juego, la comunidad de trasplantados espera que su llamado no pase desapercibido y que las autoridades tomen acciones decisivas para evitar que esta crisis se agrave.