México.- Óliver es un niño español de dos años que fue diagnosticado con un tumor cerebral. En México, donde vive, los médicos no se atreven a intervenirlo. Tras dar a conocer su caso, el Hospital Sant Joan de Déu en España se ha ofrecido a hacerlo. Y las expectativas son muchos mejores: se le podría retirar hasta un 80% del tumor.
Desde que se dio a conocer su caso, muchos han tratado de ayudarlo, incluso, tras dar a conocer que su diagnóstico que debería ser operado en 15 días como máximo, una persona decidió donar el dinero para un vuelo privado para ser atendido lo más pronto posible, sin embargo, este día se dio a conocer que el vuelo fue pospuesto y de nuevo los padres de Óliver buscan todos los medios posibles para que éste sea operado a la brevedad.
El avión, de la compañía EMS, que debía salir este lunes desde Cancún finalmente no lo hará ya que se ha retrasado hasta mañana. Ante este imprevisto, los padres del pequeño están desesperados. Consideran que el martes es el día límite para poder trasladarlo ya que llegaría a España ya en miércoles. Alegan que ya se les ha retrasado el vuelo dos veces e incluso han intentado comprar los boletos en una aerolínea comercial, pero ésta les ha impedido embarcar ante la delicada salud del pequeño sin una autorización médica.
«La empresa EMS, la del avión especial para traslados médicos, tenía plan de vuelo para hoy pero al final no puede salir hasta mañana martes, por la noche aquí en España. Llegarían el miércoles a mediodía», ha explicado en sus redes sociales David Romero, tío de Óliver, quien reside en Málaga, de donde es también el padre del menor.
«Si no volamos se nos va a morir aquí, no lo van a operar. Están jugando con el tiempo de nuestro hijo», explica el padre del pequeño Oliver.
El mensaje del padre de Óliver, el niño con un tumor que solo puede ser operado en España: "Si no volamos, se va morir aquí" https://t.co/QoXxfefDU2 pic.twitter.com/G343ENyaBS
— EL MUNDO (@elmundoes) October 24, 2022
¿Cuál es el estado de salud de Óliver?
Los padres de Oliver lo llevaron al hospital el pasado 13 de octubre porque se encontraba apático, débil y sin apetito. Tras varias pruebas diagnósticas, los médicos que lo atendieron dictaminaron que tenía un tumor cerebral en la fosa posterior e hidrocefalia, es decir, acumulación de una cantidad excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro.
Su estado empeoró notablemente unos días, hasta el punto que dejó de comer, hablar y caminar, por lo que el pasado miércoles le extrajeron de urgencia el líquido que presionaba su cerebro y le hacía perder funciones cognitivas.
En el avión médico sólo puede viajar un adulto. Lo hará su madre Lena. Alejandro, su padre, los alcanzará desde un vuelo comercial, y con todas las maletas: por ahora, se mudan a Barcelona y dejan México. No podrían pagar dos alquileres.
El tumor de Óliver nunca se podrá extirpar del todo, porque está pegado al tallo cerebral, así que «la clave es alargarle la vida lo máximo posible», asegura su padre con tono entre optimista y pasmado, aún asimilando el giro de los acontecimientos. Y mientras el pequeño balbucea para reclamar su atención.
Con información de Diario Yucatán
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