Estados Unidos.-Tras 20 meses de lucha, el mexicano Ubaldo Clemente pensó que las autoridades de migración corregirían la injusticia que se cometió en su caso y le permitirían reunirse con su familia en California, pero la pandemia del COVID-19 truncó su sueño y ahora lo único que espera es conseguir un permiso humanitario para ingresar a Estados Unidos y poder sepultar a su esposa.
«Lo único que quiero es despedirla, decirle adiós. No es mucho lo que espero de las autoridades de inmigración después que me separaron de mi familia por un error de ellos», dijo entre lágrimas Clemente en una llamada telefónica con Efe desde Tijuana.
Gladys Clemente, esposa de Ubaldo, murió el jueves pasado en su vivienda en Los Ángeles tras contagiarse del coronavirus.
Separación para siempre
La pesadilla de este matrimonio comenzó en marzo de 2019, cuando la pareja viajó al consulado de Estados Unidos en Ciudad Juárez, Chihuahua, para pedir la residencia permanente del mexicano. Tras casi dos décadas juntos y cuatro de matrimonio, Gladys había hecho una petición para regularizar el estatus migratorio de su esposo.
De acuerdo con la abogada de migración Jéssica Domínguez, representante de la pareja, Ubaldo cumplía con todos los requisitos para obtener la residencia a través de la petición de su cónyuge.
Sin embargo, el consulado rechazó la petición argumentando que una persona con el nombre de Ubaldo Clemente García había sido detenida en la frontera sur de EE.UU. tratando de ingresar al país utilizando documentos falsos y haciéndose pasar por ciudadano estadounidense.
«No es como que el nombre de Ubaldo Clemente García sea común; entonces las autoridades asumieron que esta persona era mi cliente», explicó a Efe Domínguez.
Aunque la abogada trató de explicar lo sucedido, el consulado hizo caso omiso y no dio marcha atrás a la prohibición de entrar a EE.UU. por 10 años impuesta a Clemente.
Permiso humanitario urgente
Desde la muerte de Gladys la semana pasada, la abogada Domínguez ha estado tocando las puertas de las autoridades de migración, e incluso buscando ayuda entre congresistas y la oficina de la vicepresidenta electa Kamala Harris para que aboguen por el mexicano y le permitan ingresar al país con un permiso humanitario.
Aunque la pareja no tuvo hijos en común, Ubaldo considera como suyas las tres hijas de su esposa. Una de ellas se encuentra en el hospital peleando también con el coronavirus COVID-19.
Ante el silencio de las autoridades de inmigración, y sin respuesta de ningún legislador, Domínguez también está buscando ayuda en el consulado de México en Los Ángeles, y el respaldo de la cónsul general Marcela Solorio.
Domínguez explica que con la muerte de Gladys, la petición de residencia permanente concluye.
Con Información de Agencia
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