Brasil.-En momentos donde se limita el contacto físico por la pandemia, un hospital de las afueras de Río de Janeiro sin pacientes ingresados por Covid ha puesto en marcha su «hora del abrazo» gracias a una película de protección que posibilita demostraciones afectivas entre internos y familiares.
Con turnos debidamente planificados, pacientes, familiares y hasta funcionarios del hospital Placi se apretujan entre sí en esta hora tan especial, un momento para dejar atrás la melancolía que trae el obligado aislamiento por la Covid.
En ese hospital, ubicado en Niteroi, un municipio vecino de Río de Janeiro, no hay pacientes internados por el coronavirus, pues es un centro de cuidados extensivos a donde llegan internos de otras instituciones para recuperarse de Accidentes Vasculares Cerebrales , enfermedades pulmonares o dolencias neuromusculares, entre otros.
El proceso de rehabilitación, generalmente prolongado, obliga al distanciamiento entre pacientes y familiares para evitar contagios por Covid, lo que deteriora su bienestar emocional.
Para hacer frente a la soledad, motivar a los pacientes y ayudar en su recuperación, el hospital decidió fomentar el acercamiento entre unos y otros con «la hora del abrazo» una iniciativa que surgió con base en experiencias de algunos países durante la primera ola de la pandemia.
Los arrumacos, no obstante, deben adecuarse a los tiempos del coronavirus y por eso solo pueden darse a través de una estructura diseñada para tal fin, que cumple con los protocolos de aislamiento necesarios para frenar al SARS-Cov-2 y que es higienizada después de cada acercamiento.
Se trata de una especie de pared compuesta por una lámina plástica de donde se desprenden unos forros diseñados especialmente para introducir los brazos. Esto permite a los implicados fundirse en un momento de afecto.
Así ocurrió con Walter Cándido, un jubilado de 75 años que tras incorporarse de su silla de ruedas selló con un prolongado beso el reencuentro con su mujer, Marleni.
El septuagenario, que se recupera de un AVC, llevaba casi un mes sin sentir a su esposa, a quien había visto, de lejos, una semana atrás y con la que próximamente celebrará las bodas de oro.
Con Información de Agencia
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