México.-“La puse en una cámara fría sin luz, ¿cómo se va a conservar el cuerpo, cómo?”, Martha vive dos tragedias. Perdió a su hija sepultada bajo el lodo, sacó el cadáver con sus propias manos y ahora es testigo de su descomposición.
Conforme pasan las horas, la crisis humanitaria se agudiza en Guerrero, especialmente en Acapulco, ciudad devastada por el huracán Otis que tocó tierra en categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, un evento sin precedentes en la historia moderna de México.
Hasta el último día de octubre, la cifra oficial provista por el Gobierno de México es de 46 muertos, varios de ellos perdieron la vida en la localidad de la Nueva Era.
La casa de la señora Martha Sánchez fue destruida por la fuerza de la corriente que simplemente la arrastró junto con piedras de gran tamaño, escombros, basura, con todo lo que encontró a su paso, incluidas personas.
“Aparte de que no hay luz, se están pudriendo los cuerpos”, dice consternada la señora a Primer Impacto.
Consternada y con la voz quebrada, la mujer entrada en sus cuarentas, relata cómo tuvo que rescatar el cuerpo de su hija ante la emergencia y dificultad para que el personal de Protección Civil y Guardia Nacional acudan al lugar.
“Mi hija ya venía en un estado desgraciadamente más avanzado, por la humedad, por los escombros, la meto en una cámara fría sin luz, ¿cómo se va a conservar el cuerpo, cómo?”, se pregunta adolorida y requemada por el sol.
“Hasta acá fuera sale el olor”, dice sobre el cadáver de su hija y la evidente insalubridad que se respira en la que alguna vez fuera su vivienda.
Con Información de Comunicado