EU-.En los últimos días, ha circulado por las redes sociales una noticia que afirma que el bebé de Paris Hilton padece una enfermedad grave, o al menos eso es lo que dicen muchos de sus seguidores. La noticia, que no ha sido confirmada por la propia Hilton, afirma que el bebé, un niño llamado Astor, tiene una macrocefalia, una condición en la que el tamaño de la cabeza es significativamente mayor que el normal.
Las sospechas surgen después de varias fotografías donde aparece ella junto a su hijo. La macrocefalia puede ser causada por una serie de factores, incluyendo anomalías genéticas, infecciones durante el embarazo y problemas en el parto. En algunos casos, la macrocefalia puede ser un signo de una enfermedad más grave, como una malformación cerebral o un tumor cerebral.
Sin embargo, es importante señalar que la macrocefalia no siempre es una condición grave. En algunos casos, la cabeza simplemente es más grande de lo normal, pero el cerebro está sano. En el caso del bebé de Paris Hilton, es imposible saber con certeza si padece una enfermedad grave o no. La propia Hilton no ha hecho ninguna declaración al respecto, y los médicos que la atendieron no han revelado ninguna información sobre su estado de salud.
Signos y síntomas de la macrocefalia
El signo más obvio de la macrocefalia es una cabeza más grande de lo normal. Otros signos y síntomas pueden incluir:
Un aumento del tamaño de la cabeza durante el embarazo o después del nacimiento.
Un perímetro craneal mayor que el percentil 97 para la edad y el sexo del niño.
Un aumento de la circunferencia de la cabeza en un centímetro o más durante un período de dos semanas.
Un aumento de la circunferencia de la cabeza en dos centímetros o más durante un período de cuatro semanas.
Una fontanela (la parte blanda en la parte superior de la cabeza) que está abierta durante más tiempo de lo normal.
Una cabeza que parece desproporcionada en comparación con el resto del cuerpo.
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Causas de la macrocefalia
Anomalías genéticas, como el síndrome de Down o el síndrome de Apert.
Infecciones durante el embarazo, como la rubéola o la toxoplasmosis.
Problemas en el parto, como una asfixia perinatal.
Tumores cerebrales.
Lesiones cerebrales.