México.-La historia de Juana “La Cleopatra” se suma a la de cientos de casos donde las mujeres tienen que sostener la economía de sus familias, y casi siempre son madres solteras. Tal es el caso de Juana, quien cuando entró al narcotráfico era llamada “La Peque”, dado que era una joven madre soltera de 15 años de edad y ante la necesidad que tenía por mantener a su bebé, tuvo que trabajar en la prostitución.
En el medio conoció a algunos narcos del Cártel de Los Zetas y gracias a ello fue que entró a sus filas donde en poco tiempo se convertiría en una sicaria, pero no sin antes comenzar como una de los halcones que vigilaban e informaban a los capos sobre actividad inusual de narcos rivales o de las autoridades.
En su paso con el narco, Juana se acostumbró a ver a la muerte desde que vio por primera vez la forma como sus compañeros torturaron y mataron a una persona con un pesado mazo en su cabeza. “Recuerdo que me sentí triste y pensé que yo no quería terminar así”, dijo citada por el Daily Mail.
Ya como sicaria, la mujer ganó su apodo como “La Cleopatra” ante la forma como mataba a capos rivales y ante efectivos del ejército para después aprovechar su sangre fresca. Siempre y cuando todavía se mantuviera tibia el plasma, la narco la consumía.
“La Cleopatra” participó activamente en los enfrentamientos durante la guerra contra el narco que el entonces presidente Felipe Calderón declaró a los delincuentes, periodo en el que se dispararon las cifras de masacres y desapariciones, así como desplazamientos de gente inocente de sus comunidades.
“La Cleopatra” presumía armas en las redes
Juana tenía el cabello teñido de color rojo cuando compartía fotografías en sus redes sociales. En casi todas ellas, la narco posaba con las armas de alto calibre que utilizaba en sus labores dentro del sicariato. Según reportes de prensa, su cara joven que no temía mostrar en las imágenes era una de sus principales “cualidades” que usaba en contra de sus rivales.
La juventud de “La Cleopatra” era aprovechada por Los Zetas para que enganchara a sus rivales que no sospecharían que una joven mujer sería capaz de atacarlos, ya que desconocían que Juana era considerada como una de las mujeres más peligrosas en el hampa por la forma como terminaba descuartizando a sus víctimas.
En 2016, “Cleopatra” confesó haber matado al menos a cinco hombres a quienes le arrancó la cabeza, pues decía que al hacerlo “sentía placer”. Tras matar a sus prisioneros sostenía relaciones con los cuerpos mutilados mientras se bañaba en la sangre que expulsaban. Hace 3 años la sicaria seguía en prisión aún a la espera de recibir sentencia.