México.-La violencia de género es un mal de terribles dimensiones que cada día cobra víctimas y deja otras colaterales; así como un profundo dolor entre quienes la viven de una u otra manera. Uno de los tantos casos que se registran en nuestro país ocurrió en Altamira, Tamaulipas, la víctima era una joven de 25 años quien se ganaba la vida como payasita, dejó a una niña en la orfandad y por la que hoy su familia clama justicia.
Su nombre era Estefany Sánchez, llegó al hospital el pasado 14 de julio, había recibido una terrible golpiza por parte de su pareja, Jesús “F” también payaso de oficio, quien actualmente se encuentra prófugo de la justicia. Dicha información fue proporcionada por la madre de la víctima a los agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Tamaulipas.
Durante una semana los médicos hicieron lo posible por salvar la vida de Fany, como le decían sus seres queridos, estuvo internada en el Hospital General Rodolfo Torre Cantú, pero el pasado 22 de julio su cuerpo no resistió y murió.
Tras reportarse la muerte de Estefany el personal médico del nosocomio dio parte a las autoridades, por lo que elementos de la FGE acudieron a tomar las declaraciones. Después de entrevistar a los doctores tratantes hablaron con la madre de la víctima, quien señaló al esposo de su hija como responsable de los hechos.
Medios locales informan que se abrió una carpeta de investigación por el delito de violencia familiar y lesiones, aunque no se descarta que pueda cambiar a feminicidio. Se informó que el presunto responsable del crimen huyó con otros dos hombres, que también se desempeñan como payasos.
Su cuerpo quedó bajo resguardo del Ministerio Público, pues debían realizarse diligencias, aunado a que la joven no contaba con credencial de elector, lo que dificultó la entrega de los restos a su familia.
Varias personas presionaron a las autoridades para que entregaran el cuerpo de la joven payasita a su familia para que pudieran velarla, lo cual hicieron en un domicilio familiar, ubicado en la colonia Miramar de Altamira. Familiares y amigos fueron a darle el último adiós, entre ellos varios niños a quienes en vida hizo reír por su oficio.
Fany era mamá, dejó a una niña de ocho años, que estudia la primaria, en la orfandad, pero no fue la única hija que tuvo, ya que en febrero de este año dio a luz a un bebé, Johan de Jesús, quien nació con un problema del corazón que ameritó una cirugía a la cual no sobrevivió. Aunado al dolor de perder a su pequeño, la joven tuvo que enfrentar problemas económicos, recurrió a la comunidad para que la ayudaran a costear los gastos.
Detrás del maquillaje se escondía una profunda tristeza por la pérdida de su bebé, hacía un gran esfuerzo por su pequeña, pero la tragedia seguía en su vida, hasta que la muerte llegó. Ahora descansa junto a su hijo, fue enterrada en la misma tumba en el panteón de las Chacas de Ciudad Madero.