Ucrania llevó a cabo a finales de noviembre una operación marítima contra buques vinculados a la llamada “flota fantasma” de Rusia en aguas internacionales del mar Negro, en lo que representa una escalada significativa en su estrategia para afectar los ingresos energéticos de Moscú durante la guerra.
Funcionarios de seguridad ucranianos informaron que drones navales atacaron dos petroleros —Kairos y Virat— mientras transitaban frente a la costa de Turquía, lejos de aguas territoriales rusas. De acuerdo con las autoridades, los buques no transportaban crudo al momento del ataque, pero se dirigían a cargar exportaciones rusas sujetas a sanciones internacionales, lo que los convertía en “objetivos de alto valor”.
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Daños y respuesta de emergencia
Tras los impactos, ambos petroleros quedaron inutilizados. Los drones dañaron secciones inferiores de los cascos, provocando inundaciones progresivas que obligaron a las tripulaciones a apagar sistemas eléctricos para prevenir incendios. Registros de tráfico marítimo indican que los barcos permanecieron a la deriva durante horas, enviando señales de auxilio mientras autoridades regionales emitían alertas de navegación. Remolcadores desde puertos cercanos intentaron estabilizarlos, pero evaluaciones preliminares señalaron entradas severas de agua en las salas de máquinas, con riesgo de quedar fuera de servicio por meses.
Contexto de ataques a la infraestructura energética
Durante el último año, Kiev ha intensificado golpes contra la infraestructura energética rusa. Drones ucranianos han impactado refinerías y depósitos de combustible en regiones como Riazán, Krasnodar y San Petersburgo, ocasionando cierres temporales y desvíos de suministro, según autoridades locales rusas y reportes independientes. Analistas internacionales han indicado que estas acciones buscan reducir la capacidad de Rusia para financiar el conflicto mediante exportaciones de energía.
Reacciones y tensiones diplomáticas
El Gobierno ucraniano confirmó la operación del 29 de noviembre y la calificó como un golpe directo a los mecanismos de evasión de sanciones. El presidente Volodímir Zelenski ha llamado previamente a sus socios a bloquear la “flota fantasma” rusa, aunque no emitió un pronunciamiento específico sobre este ataque.
Desde Moscú, el presidente Vladímir Putin condenó la acción, la calificó de “piratería” y advirtió posibles represalias, incluida la intensificación de ataques contra instalaciones y buques ucranianos, así como medidas contra petroleros de países que apoyen a Kiev. Hasta el momento, no hay constancia pública de comentarios del expresidente estadounidense Donald Trump sobre el incidente.
Un corredor estratégico bajo presión
Los ataques subrayan el creciente riesgo en corredores marítimos internacionales clave y añaden incertidumbre a la cadena de exportación energética rusa. Analistas coinciden en que una operación precisa en alta mar puede generar efectos en cascada: paralizar activos, elevar costos de aseguramiento y mantenimiento, y tensar aún más el equilibrio geopolítico en el mar Negro.



