Washington.– Las recientes decisiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para revertir políticas de apoyo a los vehículos eléctricos han generado críticas entre especialistas del sector energético y automotriz, quienes advierten que estas medidas podrían ceder a China el liderazgo global en la industria del automóvil eléctrico.
Desde su llegada al poder en enero de 2025, la administración Trump ha desmantelado diversos incentivos impulsados durante el mandato de Joe Biden para acelerar la transición hacia un transporte electrificado. Entre las acciones más relevantes se encuentra la revocación de la meta que establecía que el 50 por ciento de los autos vendidos en Estados Unidos para 2030 fueran eléctricos, así como la congelación de miles de millones de dólares destinados a infraestructura de recarga y la eliminación de un crédito fiscal de 7 mil 500 dólares para la compra de vehículos eléctricos.
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Trump justificó estas decisiones al señalar que las normas ambientales y de eficiencia energética encarecían los automóviles y afectaban a la industria, calificando dichas regulaciones como una “estafa ecológica”. En paralelo, su gobierno ha redirigido apoyos hacia los sectores del petróleo y el gas, debilitando programas de energía verde.
Expertos y críticos advierten que este cambio de rumbo tendrá consecuencias tanto económicas como ambientales. De acuerdo con estimaciones de la Administración Nacional de Seguridad Vial de Estados Unidos, las normas de eficiencia energética derogadas habrían permitido reducir el consumo de combustible en hasta 70 mil millones de galones anuales. Además, organizaciones ambientales señalan que la flexibilización de estándares podría incrementar los precios de la gasolina y aumentar la contaminación.
Mientras Estados Unidos reduce su apuesta por los vehículos eléctricos, China consolida su dominio en este sector. En 2024, cerca del 20 por ciento de los automóviles vendidos a nivel mundial fueron eléctricos, de los cuales 11 millones se comercializaron en China, frente a aproximadamente 1.6 millones en Estados Unidos. En el mercado chino, casi la mitad de las ventas de autos ya corresponden a vehículos eléctricos, impulsados por fuertes incentivos estatales que han reducido costos y favorecido su adopción.
Analistas consideran que las decisiones de Trump representan una ventaja estratégica para China, al alejar a Estados Unidos de la transición tecnológica y mantener a sus fabricantes ligados a los motores de combustión interna. Un ejemplo de este impacto es el anuncio reciente de la automotriz Ford, que informó la cancelación de planes para electrificar vehículos de gran tamaño, optando por concentrarse en modelos de gasolina e híbridos.
Aunque China enfrenta actualmente un exceso de oferta de vehículos eléctricos y restricciones comerciales en mercados como Estados Unidos y la Unión Europea, expertos anticipan que estos modelos encontrarán salida en países del Sur Global. En ese contexto, coinciden en que la transición hacia los vehículos eléctricos es inevitable a nivel mundial, y que el retroceso estadounidense podría traducirse en una pérdida de competitividad a largo plazo.



