Washington.– Estados Unidos renovó la alerta para las aerolíneas que operan en el espacio aéreo venezolano, luego de una serie de ataques contra presuntas embarcaciones dedicadas al narcotráfico en el Pacífico y el Caribe, en el marco de la ofensiva antidrogas impulsada por la administración del presidente Donald Trump.
La Administración Federal de Aviación (FAA) instó nuevamente a las aeronaves a “actuar con cautela” al sobrevolar la región, debido al “empeoramiento de la situación de seguridad y el aumento de la actividad militar”, una advertencia similar a la emitida el mes pasado. La decisión se produce tras reportes de incidentes aéreos, incluido el testimonio de un piloto de JetBlue que señaló un acercamiento riesgoso con un avión cisterna de la Fuerza Aérea estadounidense cerca de Venezuela.
Las autoridades estadounidenses informaron que en los últimos días se llevaron a cabo al menos tres ataques contra embarcaciones que presuntamente transportaban drogas, operaciones que, de acuerdo con el Pentágono, dejaron ocho personas muertas catalogadas como “narcoterroristas”. Washington sostiene que esta campaña militar, que incluye el despliegue de más de una decena de buques, encabezados por el portaaviones Gerald Ford, así como aeronaves de combate, busca frenar el tráfico de estupefacientes en la región.
El Gobierno de Trump acusa al presidente venezolano, Nicolás Maduro, de liderar el presunto “cartel de los Soles”, al que declaró organización “narcoterrorista”, y mantiene una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a su captura. En este contexto, las acciones militares han generado inquietud en el ámbito político estadounidense y temores de una posible escalada regional.
Funcionarios de alto nivel, entre ellos el secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Estado, Marco Rubio, comparecieron a puerta cerrada ante el Congreso para explicar el alcance de las operaciones. Legisladores expresaron preocupación por la falta de información pública y la posibilidad de acciones militares sin la autorización del Congreso.
De acuerdo con cifras del Ejército estadounidense, la campaña en el Pacífico y el Caribe ha dejado al menos 26 embarcaciones destruidas y 95 personas fallecidas. Paralelamente, Washington incrementó la presión diplomática y económica sobre Caracas, incluyendo la incautación de un buque con petróleo venezolano y la imposición de nuevas sanciones a familiares y aliados del mandatario sudamericano.
Venezuela denunció ante el Consejo de Seguridad de la ONU el “robo” del petrolero incautado, mientras que Trump reiteró que “los días de Maduro están contados” y no descartó una eventual intervención militar. Estas acciones han generado cuestionamientos sobre su apego al derecho internacional, en un contexto de creciente tensión en el Caribe.



