La tensión diplomática entre México y Perú escaló notablemente luego de la advertencia lanzada por la presidenta Claudia Sheinbaum, quien declaró que cualquier intento del gobierno peruano de ingresar a la Embajada de México en Lima para detener a Betssy Chávez será considerado una agresión directa a la soberanía mexicana y una violación al derecho internacional.
Betssy Chávez, ex primera ministra peruana acusada de participar en el fallido golpe de Estado de Pedro Castillo, permanece desde hace casi tres semanas dentro de la sede diplomática mexicana bajo la figura de asilo político. Sin embargo, la justicia peruana ya emitió una orden de captura internacional y prisión preventiva, lo que elevó el hecho a un escenario de alto riesgo diplomático.
El salvoconducto, punto crítico de la disputa
El elemento clave es el salvoconducto, documento que permitiría a Chávez salir de Perú rumbo a México. Sin este permiso del gobierno interino —liderado por José Jerí— la exfuncionaria no puede abandonar el país. Además, Jerí ha puesto en duda públicamente la validez del asilo, lo que ha encendido las alarmas en la región.
México advirtió que un ingreso forzado a la embajada sería un precedente histórico y peligroso, capaz de comprometer la integridad del sistema diplomático latinoamericano.
Una crisis que ya es regional
La tensión aumentó aún más cuando Colombia intervino directamente. El presidente Gustavo Petro aseguró que retiraría toda su misión diplomática de Perú si la embajada mexicana es agredida, señalando lo que podría convertirse en una ruptura diplomática regional.
Lo que inició como un conflicto jurídico se ha transformado en un tema geopolítico de alto impacto, donde la soberanía y la diplomacia están siendo puestas a prueba.



