Cristiano Ronaldo fue una de las apariciones más inesperadas —y celebradas— durante la cena de gala organizada por el expresidente Donald Trump este martes 18 de noviembre, con motivo de la visita oficial del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman, a Washington.
El evento, celebrado en el Salón Este de la Casa Blanca, congregó a influyentes líderes de la política, el sector empresarial y el deporte internacional. Entre los asistentes destacaron figuras como Elon Musk, Tim Cook, Jensen Huang, Gianni Infantino y ejecutivos de firmas como Chevron, General Motors, Ford y Blackstone.
Ronaldo, de 40 años y actualmente jugador del club saudí Al-Nassr —controlado por el Fondo de Inversión Pública presidido por MBS—, renovó recientemente su contrato hasta 2027, con un salario estimado de entre 200 y 275 millones de dólares anuales, lo que lo posiciona como el deportista mejor pagado del mundo, según Forbes.
Su presencia en la gala subraya su papel estratégico en la política deportiva de Arabia Saudí, país que organizará el Mundial 2034 y busca consolidar su imagen global a través del deporte.
Trump elogia a Ronaldo y al príncipe saudí
Durante su discurso, Trump elogió a MBS como “un verdadero socio para la paz y la prosperidad en el mundo”, evitando mencionar el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018. “Cosas pasan”, dijo el exmandatario al justificar la ausencia de responsabilidad directa del príncipe.
El momento más comentado de la velada ocurrió cuando Trump hizo una broma sobre su hijo menor, Barron, y su admiración por Ronaldo:
“Barron es un gran fan tuyo. Lo presenté a Cristiano, y creo que ahora respeta un poco más a su padre solo por haberte conocido”.
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La sala estalló en risas mientras el exfutbolista portugués respondía con una sonrisa y aplausos desde su asiento cerca del estrado.
Barron Trump, de 19 años, habría saludado previamente a su ídolo en un encuentro privado antes del inicio formal del evento.
Una velada de poder, alianzas y fútbol global
La cena cerró una jornada de reuniones bilaterales entre Arabia Saudí y Estados Unidos, donde se anunciaron decisiones clave como la intención de vender cazas F-35 al reino y su designación como aliado principal no OTAN. La presencia de Gianni Infantino, presidente de la FIFA, reforzó los vínculos entre diplomacia y deporte, en un contexto donde EE.UU. se prepara para coorganizar el Mundial 2026 y Arabia Saudí lidera la edición de 2034.
Fotografías oficiales mostraron a Ronaldo posando para selfies y conversando con varios invitados de alto perfil. Aunque su pareja, Georgina Rodríguez, no fue mencionada ni fotografiada en el evento.
En declaraciones previas, Ronaldo ha expresado admiración por Trump y MBS. Al príncipe lo ha descrito como “nuestro jefe” y al expresidente como “uno de los hombres que pueden cambiar el mundo”.
El encuentro confirmó a Cristiano como mucho más que una estrella del fútbol: un símbolo global capaz de cruzar fronteras entre el deporte, la política y la economía mundial.
Una velada donde el poder, los negocios y el fútbol se encontraron —literalmente— en la mesa.



