En entrevista con GQ durante el evento GQ Men of the Year 2025, Diego Luna compartió una de las anécdotas más inesperadas de su carrera: cómo pasó de ser entrevistado en Jimmy Kimmel Live! a convertirse en conductor invitado del programa.
“Fue una cadena de coincidencias”, relató Luna, quien se encontraba en Estados Unidos con la intención de mantener un perfil bajo mientras promovía la serie Andor. Sin embargo, al finalizar la entrevista, el propio Jimmy Kimmel le preguntó si estaría dispuesto a conducir el programa algunos días. “Pensé que era un chiste”, confesó. Pero pronto llegaron tres productoras a su camerino para confirmar que la propuesta era real: “Puede ser un día o dos semanas, tú decides”.
Diego aceptó, pero con una condición: hablar de lo que realmente le importaba. “Traía muy presente lo que estaba pasando con las redadas, las deportaciones, la narrativa horrible contra los mexicanos”, explicó. “Si yo conduzco, no voy a poder hablar de otra cosa”, les dijo. El equipo de Kimmel apoyó su decisión: “Para eso existe este espacio”.
Así comenzó su aventura en el late-night estadounidense. “Todos los días era levantarme, leer noticias, hablar con el equipo, escribir el monólogo de la noche”, relató. La repercusión fue inmediata: “Cuando en Fox News se enojan, sabes que pegaste donde tenías que pegar”.

Ensayos con Jennifer Lopez y el arte como herramienta social
Luna también compartió otros momentos memorables de su carrera, como los ensayos con Jennifer Lopez para la cinta El beso de la mujer araña. Aunque sólo trabajaron la parte musical, quedó impresionado por su disciplina. “Es tal la cantidad de trabajo que le pone que, ya que lo ejecuta, se ve natural, como si le saliera sin esfuerzo”, dijo.
Confesó que al enterarse de que ensayaría con ella sintió pánico. “¡Pero yo no soy bailarín!”, recordó haber dicho. Sin embargo, Lopez fue comprensiva y lo ayudó a estar a la altura. “Ensayamos mucho, lo disfruté”, agregó.
Con estas experiencias, Diego Luna reafirma su papel como un artista comprometido con la transformación social, que sabe usar cualquier escenario –incluso uno inesperado como la televisión nocturna estadounidense– para generar conversación y conciencia.




