El Paso, Texas.- La muerte de Eder Ávila Moradel en un centro de rehabilitación de Ciudad Juárez ha generado una oleada de cuestionamientos. Aunque las autoridades determinaron que falleció por causas naturales, testigos y nuevas versiones indican que presentaba huellas de golpes, lo que ha desatado suspicacias sobre un posible caso de abuso o negligencia.
Ávila Moradel no era un interno cualquiera: en noviembre fue detenido tras asesinar al pastor Mauro Cabañas. Además, era buscado por la DEA de Estados Unidos por presuntamente traficar y distribuir metanfetaminas.
Tras su repentino fallecimiento, la Comisión Estatal de Derechos Humanos abrió una investigación para esclarecer si hubo violaciones a sus garantías mientras estaba bajo resguardo.
El contraste entre el estado físico previo de Ávila y el momento de su muerte ha llamado la atención pública. Las imágenes y descripciones del “antes y después” del interno son uno de los puntos clave en esta indagatoria, que podría revelar nuevas irregularidades en el sistema penitenciario y de rehabilitación.
Se espera que en los próximos días se den a conocer resultados forenses más precisos y avances en la investigación de derechos humanos.



