Tokio.– Japón vivió un momento histórico este 21 de octubre al elegir a Sanae Takaichi como su primera mujer primera ministra, rompiendo una tradición política dominada por hombres. Su llegada al cargo no solo representa un hito en la representación femenina, sino también un viraje hacia políticas más conservadoras en temas clave como familia, migración y relaciones exteriores.
Takaichi se impuso en la votación parlamentaria con 237 de los 465 votos en la Cámara de Representantes, superando por cuatro sufragios el mínimo necesario. Su principal contrincante, Yoshihiko Noda del Partido Demócrata Constitucional, obtuvo 149 votos.
El ascenso de Takaichi se dio tras la renuncia del primer ministro Shigeru Ishiba, quien dejó el cargo luego de derrotas electorales y presión interna. La victoria fue posible gracias a un acuerdo entre el Partido Liberal Democrático (PLD) y el derechista Nippon Ishin no Kai.
Con una carrera de más de dos décadas en el PLD, Takaichi es conocida por su cercanía con el fallecido ex primer ministro Shinzo Abe y su defensa de políticas como la sucesión masculina en la familia imperial, el rechazo al matrimonio igualitario y a reformas legales progresistas. Por su estilo y firmeza, ha sido comparada con Margaret Thatcher.

Aunque su elección representa un avance simbólico en un país donde las mujeres apenas ocupan el 15.5% de los escaños en la Cámara Baja, sus posturas han generado críticas de sectores feministas por no representar una agenda verdaderamente igualitaria.
Takaichi deberá enfrentar serios retos económicos: una inflación en aumento, una deuda pública que supera el 250% del PIB y una mayoría parlamentaria frágil. En su primer discurso llamó a la unidad para estabilizar la economía y fortalecer la alianza con Estados Unidos, especialmente tras las recientes tarifas impuestas por el presidente Donald Trump, que pasaron del 27.5% al 15% sobre automóviles japoneses.
Su mandato se extenderá hasta las elecciones generales de 2028, con posibilidad de reelección. Su gabinete, con figuras como Shinjiro Koizumi en Defensa y Toshimitsu Motegi en Exteriores, incluye apenas un 16% de mujeres, reflejo de los desafíos persistentes en materia de igualdad de género en Japón.
Nacida en Nara y fanática del heavy metal, Takaichi tiene una historia singular: en su juventud viajaba seis horas diarias para estudiar y soñaba con independencia en una sociedad conservadora. Ingresó a la política en 1993, financiada por los ahorros de su padre.
Hoy, mientras cuida a su esposo tras un infarto cerebral, también impulsa políticas en salud y cuidado familiar, aunque académicas como Chizuko Ueno advierten que su enfoque reproduce esquemas patriarcales.
En política exterior, la nueva primera ministra buscará fortalecer la cooperación con Australia y Reino Unido frente a tensiones con China y Corea del Norte. Su estilo firme ya marca un nuevo capítulo en la historia política de Japón.




