Ciudad de México. A más de un año del fallecimiento de su hijo Julián Figueroa, la actriz y cantante Maribel Guardia continúa encontrando formas de mantenerlo presente en su día a día. Durante un reciente encuentro con los medios, reveló que lleva consigo una prenda muy especial que perteneció al joven cantante: un pequeño arete negro.
“Ese aretito negro que ves aquí, ese era de Julián. Un día que entré a su cuarto, pegó un brinco este arete y me cayó a los pies. Lo agarré y dije: ‘Dios mío, era uno de los aretitos que usaba Julián’. Desde entonces lo traigo. Duermo con él, me baño con él. Nunca me lo quito”, compartió visiblemente conmovida.
Para la actriz costarricense, este objeto se ha transformado en un símbolo espiritual de conexión con su hijo. “Él me da regalos así todo el día. Lo siento, siempre está acá al lado mío”, expresó.
Además, Maribel confirmó que próximamente se mudará de casa junto a su esposo Marco Chacón. Aunque ya contaba con una segunda propiedad, considera que ahora es el momento adecuado para realizar el cambio. Respecto a su actual hogar —donde vivió por más de 27 años y vio crecer a Julián—, aún no ha decidido si lo venderá o lo pondrá en renta. “La voy a dejar ahí un rato a ver qué pasa y ya luego decido”, comentó con cautela.

En otra parte de la entrevista, la artista habló con cariño de Imelda Garza Tuñón, madre de su nieto José Julián, quien recientemente expresó su intención de iniciar una carrera como cantante. Guardia se mostró solidaria y alentadora: “Yo creo que Imelda va muy bien. Pero las carreras se van haciendo con dedicación, con esfuerzo, con muchas puertas que se cierran. Es parte de esta carrera”.
Maribel recordó que su propio camino en el medio artístico estuvo lleno de rechazos antes de encontrar su oportunidad. “Cuando empecé recibí mil nos, hasta que encontré un sí. Uno de los grandes dones de ser artista es tener paciencia”, reflexionó.
Con entereza, sensibilidad y amor, Maribel Guardia continúa honrando el legado de su hijo mientras respalda a su familia en los nuevos caminos que emprenden. Su testimonio reafirma que el amor de madre trasciende cualquier frontera, incluso la de la muerte.



