Rizzbot nació como un proyecto académico para explorar la interacción segura entre humanos y robots. Sin embargo, su personalidad evolucionó drásticamente cuando su propietario decidió convertirlo en una figura audaz y controversial.
Desde entonces, este peculiar androide ha acumulado más de 45 millones de visualizaciones y 1.8 millones de seguidores en TikTok, según datos de Complex. En videos virales se le ve bailando, provocando y generando reacciones en fiestas y espacios públicos, como una mujer bailando twerking frente a él mientras responde con movimientos sincronizados.
¿Quién controla a Rizzbot?
Pese a su apariencia casi autónoma, Rizzbot es operado por humanos. Su sistema mezcla programación básica con control remoto en tiempo real, lo que permite al operador imprimirle carisma y una personalidad única en cada aparición. Un modelo similar cuesta alrededor de 50 mil dólares.
@rizzbot_official Robot thinks he has that clean drip, do you agree? #robot #drip #style ♬ original sound – Rizzbot
¿Riesgo o avance?
El fenómeno ha generado intensas discusiones sobre la ética de la robótica social. Para algunos, Rizzbot es entretenimiento puro; para otros, una advertencia sobre la deshumanización y la automatización de espacios sociales.
Kyle Morganstein, principal desarrollador del robot, sostiene que la clave del éxito radica en su forma, actitud y la interacción que genera, pero también reconoce que la popularidad de Rizzbot ha superado los fines académicos iniciales.
¿El inicio de una nueva era robótica?
Mientras su fama sigue creciendo, Rizzbot representa tanto un avance tecnológico como un espejo social. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a integrar máquinas en nuestras vidas cotidianas? La respuesta, al parecer, se construirá paso a paso… y baile a baile.



