Ciudad de México.— La organización criminal conocida como La Barredora vuelve a estar en la mira de las autoridades, tras revelarse que uno de sus principales operadores, Daniel Hernández Montejo —alias Prada o Chichirria—, se sometió a cirugías estéticas para modificar su rostro y orejas, con el objetivo de evadir la justicia y pasar desapercibido bajo una nueva identidad.
De acuerdo con la declaración ministerial de un testigo colaborador, Hernández Montejo habría tramitado incluso un pasaporte con otra identidad, después de que en 2022 se le diera por muerto. El informante, identificado como C.T.D.R., aseguró que el propio Prada le confesó que las operaciones buscaban garantizar su fuga y permanencia en la estructura criminal sin ser detectado.
Bermúdez Requena, “El Abuelo”, al mando de la organización
El testimonio también detalla que Hernández Montejo respondía directamente a las órdenes de Hernán Bermúdez Requena, alias El Abuelo o El Munra, exsecretario de Seguridad de Tabasco actualmente recluido en el penal de máxima seguridad de El Altiplano.
Bajo su mando, además de Prada, operaban personajes como Ulises Pinto Madera, alias El Mamado; Gabriel Gómez Vázquez, alias Indeco; y José del Carmen Castillo Ramírez, alias La Rana. A través de ellos se articulaba una red de sicarios y operadores encargados de ejecutar secuestros, extorsiones, cobros de piso, desapariciones forzadas y tráfico de drogas, además de actividades de huachicol y tráfico de migrantes.
Narcomenudeo, desapariciones y vínculos con el CJNG
El colaborador ministerial aseguró que Prada tenía bajo su control las operaciones de narcomenudeo en varios municipios de Tabasco, entre ellos Cárdenas, Nacajuca, Centla y Tacotalpa, además de colonias en Villahermosa. Se le atribuye también la ejecución de desapariciones de rivales, entre ellas la de un agente policial identificado como “Palma”.
El expediente indica que, con autorización de Bermúdez Requena, integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) comenzaron a colaborar con La Barredora, suministrando armas y drogas. Incluso, oficinas improvisadas en campers fueron utilizadas como centros de operación y de cautiverio.
Operaciones financieras y ganancias millonarias
En cuanto al tráfico de drogas, se documenta que cada kilo de cocaína era vendido en aproximadamente 200 mil pesos, lo que permitía a la organización obtener hasta medio millón de pesos semanales al “cortar” y redistribuir la sustancia.
Asimismo, el grupo delictivo tenía bajo su control entre 200 y 300 personas dedicadas a la venta de droga, además de 30 a 40 sicarios armados permanentemente.
Una red bajo investigación
El caso forma parte de la carpeta de investigación FED/FEMDO/FEITATA-JAL/0000224/2025, a la que tuvo acceso El Universal. El documento resalta cómo La Barredora utilizaba mantas firmadas con su nombre para marcar territorio, intimidar a rivales y enviar mensajes públicos de control.
Hoy, mientras Bermúdez Requena enfrenta cargos desde prisión, las autoridades buscan ubicar a los mandos restantes, entre ellos a Prada, quien, pese a sus intentos de cambiar de rostro e identidad, sigue siendo uno de los más señalados como operador clave en la estructura criminal.



