Washington, D.C. – El Gobierno de Estados Unidos anunció este miércoles acusaciones por narco-terrorismo contra dos presuntos altos mandos del Cártel de Sinaloa, señalados de traficar enormes cantidades de drogas —incluido fentanilo— hacia el área metropolitana de Saint Louis, Missouri.
Los acusados fueron identificados como Próspero Coronel-Sánchez, alias “El Pro”, y José Luis Ángulo Soto, alias “Mi Niño”, quienes, según un Gran Jurado Federal del Distrito Sur de Illinois, habrían traficado cientos de kilos de drogas entre 2020 y 2025.
“El Cártel de Sinaloa depende del narcotráfico para financiar su terrorismo contra el pueblo de Estados Unidos mientras esparce veneno en nuestras comunidades”, declaró la Fiscal General Pam Bondi al dar a conocer los cargos.
Una red que operaba en varios estados
Además de los dos presuntos líderes, la acusación incluye a 24 personas más en Arizona, California, Oklahoma, Illinois y México, quienes habrían participado en la red de distribución. De estos, 15 ya fueron arrestados la semana pasada en operativos coordinados dentro de territorio estadounidense.
El director de la DEA, Terry Cole, aseguró que la organización desmantelada “no era una operación callejera, sino una red del cártel que inundó al Medio Oeste con fentanilo, metanfetaminas y cocaína”.
Cártel bajo la categoría de terrorismo
En febrero de 2025, el Departamento de Estado de Estados Unidos designó al Cártel de Sinaloa como Organización Terrorista Extranjera (FTO, por sus siglas en inglés). Esta clasificación permite que el Departamento de Justicia formule cargos de terrorismo contra sus líderes, integrantes y colaboradores.
La acusación anunciada esta semana se desprende de un caso iniciado en 2023, cuando un grupo de 12 personas fue detenido por traficar drogas en el área de Saint Louis. De ese grupo, 10 ya se declararon culpables. En la nueva etapa del proceso aparecen también dos ciudadanos estadounidenses, Earl Frank y Michael Pennel, quienes previamente habían enfrentado cargos por conspiración.
Escenario actual
Aunque “El Pro” y “Mi Niño” estarían aún en territorio mexicano, las autoridades estadounidenses recalcaron que continuarán utilizando “todos los recursos disponibles para destruir al Cártel de Sinaloa”.
Con este anuncio, Washington refuerza su postura de considerar al cártel no solo como una amenaza criminal, sino también como un actor que opera bajo lógicas terroristas.



