El doctor William Wilson, reconocido cardiólogo en Indiana, jamás pensó que terminaría siendo paciente de la enfermedad que combate a diario. Durante unas vacaciones junto a su esposa, decidió hacer ejercicio ligero en el gimnasio del hotel. Al terminar, sintió una opresión inusual en el pecho. Aunque su instinto médico le decía que algo no andaba bien, intentó convencerse de que no podía estar sufriendo un infarto.
Sin embargo, una señal inesperada fue clave: una repentina urgencia por ir al baño. Wilson explica que esta reacción es más común de lo que se cree durante un infarto, pero muy poca gente la reconoce como síntoma.
“Soy cardiólogo. Y esto no les pasa a los cardiólogos”, se dijo al principio. Pero su experiencia demostró lo contrario.
Actuar rápido puede salvar tu vida
Gracias a la atención inmediata, le colocaron un stent que le salvó la vida. Tras una noche en observación, William decidió compartir su historia a través del video “I’m a cardiologist and I had a heart attack”, publicado por Parkview Health, así como en el blog oficial de la institución.
El médico ahora participa en campañas de concientización y educación cardiovascular, recordando que no todos los infartos presentan los síntomas clásicos. “Escuchar al cuerpo puede marcar la diferencia entre vivir y morir”, advierte.
Enfermedades cardiovasculares: la principal causa de muerte en el mundo
Aunque las tasas de mortalidad por enfermedades cardíacas han disminuido gracias a la medicina preventiva y los avances médicos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que siguen siendo la causa número uno de muertes en el planeta.
La historia de Wilson no solo sorprende por su paradoja médica, sino que se convierte en un llamado urgente: no ignores los pequeños signos. Actúa rápido. Tu vida podría depender de ello.



