Colombia.— Un hombre solicitó un préstamo bancario para pagarle una liposucción a su esposa, con la intención de cumplir un deseo que ella había expresado desde tiempo atrás y, según sus allegados, con la esperanza de fortalecer su matrimonio.
La cirugía se realizó en una clínica privada y el costo fue cubierto en su totalidad con el crédito a nombre del esposo. Durante el proceso de recuperación, él continuó pagando las cuotas mensuales convencido de que era una inversión para su vida en común.
Sin embargo, apenas dos meses después de la intervención, la mujer decidió poner fin a la relación y comenzar una nueva con otra persona, dejando a su expareja con la deuda del procedimiento estético y sin posibilidad legal de recuperar el dinero invertido.
La historia, difundida en redes sociales y medios locales, generó debate entre internautas sobre la importancia de establecer acuerdos claros en pareja antes de asumir compromisos financieros de gran magnitud. Algunos usuarios tomaron el caso con humor, mientras que otros lo calificaron como una lección sobre las decisiones económicas en las relaciones sentimentales.




