Las tortillas de maíz blanco, base de la dieta en millones de hogares mexicanos, no representan un riesgo directo de aumento de peso siempre que se consuman con moderación y se combinen con ingredientes saludables. Según datos nutricionales oficiales, su aporte calórico y su impacto en la dieta dependen más del contexto alimenticio total que de la tortilla en sí.
Cada pieza de aproximadamente 26 gramos aporta entre 60 y 65 kilocalorías, contiene carbohidratos complejos, un bajo contenido en grasa y una modesta cantidad de fibra y proteína. Esto permite incluirlas en un plan alimenticio equilibrado, siempre que se controle la cantidad y los acompañamientos.
Especialistas en nutrición recomiendan consumir 2 a 3 tortillas por comida dentro de una dieta de 2,000 calorías diarias. No obstante, ingerir 8 o más tortillas al día, especialmente junto con ingredientes altos en grasa como quesos fundidos, chicharrón o crema, puede elevar de forma significativa la ingesta calórica.
La forma de preparación también influye: tortillas fritas —como las usadas en flautas, tacos dorados o tostadas— pueden triplicar su aporte calórico debido al aceite absorbido. En contraste, tacos suaves con pollo a la plancha, vegetales o aguacate son una opción más saludable.
Organismos como la OMS coinciden en que ningún alimento engorda por sí solo; el aumento de peso proviene de un exceso calórico sostenido. Las tortillas de maíz, ricas en energía pero bajas en grasa, no necesitan eliminarse, sino consumirse de forma balanceada.
En comparación, las tortillas de maíz blanco tienen menos calorías que las de harina. Incluirlas en platillos con frijoles, nopales o ensaladas puede aumentar la saciedad y mejorar el perfil nutricional de la comida. Además, optar por tortillas recién hechas o sin conservadores añade valor a su consumo.
En resumen, las tortillas de maíz pueden formar parte de un estilo de vida saludable. La clave está en la moderación, el balance de la dieta y la elección de acompañamientos adecuados.



