Los tamales, un platillo tradicional de origen prehispánico, forman parte importante de la gastronomía mexicana. Su variedad de sabores, formas y rellenos los ha convertido en un alimento típico en celebraciones, desayunos y reuniones familiares. Sin embargo, ante su popularidad, surge la pregunta: ¿es saludable comer tamales con frecuencia?
Tamales: entre tradición y nutrición
El Dr. Jorge Octavio Acosta Montes, nutriólogo de la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), explica que el principal componente de los tamales es la harina de maíz nixtamalizado, rica en fibra, antioxidantes, vitaminas del complejo B y calcio. El proceso de nixtamalización también mejora la absorción de vitamina B3 (niacina), un nutriente esencial para el metabolismo.
No obstante, al incorporar ingredientes como manteca de cerdo, sal, azúcar y diversos tipos de relleno, los tamales pasan a clasificarse como “cereales con grasa”, según el Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes.
Valor nutricional
Una porción de aproximadamente 40 gramos —una quinta parte de un tamal— aporta:
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2 g de proteína
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6 g de grasa
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9 g de carbohidratos
Comer un tamal completo equivale a seis cucharaditas de aceite, según el mismo análisis. Esto refleja su alta densidad calórica, especialmente si se consumen con frecuencia o en cantidades elevadas.
Beneficios del consumo moderado
Según la dietista Isabel Vásquez, los tamales pueden aportar una combinación equilibrada de macronutrientes (carbohidratos, grasas y proteínas) y, dependiendo del relleno, también contienen hierro, calcio, potasio, folato y vitamina C. Entre los beneficios señalados por los expertos destacan:
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Fibra que favorece la digestión
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Energía sostenida, útil para actividades físicas
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Calcio que fortalece huesos y tejidos
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Almidón resistente, que beneficia a la microbiota intestinal
¿Se pueden comer todos los días?
La respuesta es no, al menos no sin consecuencias. Según Profeco, un tamal puede representar hasta tres cuartas partes del requerimiento calórico diario de una persona, lo cual puede contribuir al aumento de peso si no se modera su consumo.
Además, la Asociación Americana del Corazón advierte que una ingesta elevada de grasas saturadas, como las presentes en muchos tamales tradicionales, puede elevar los niveles de colesterol y aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Recomendaciones para un consumo saludable
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Moderar la frecuencia: Consumir tamales ocasionalmente (por ejemplo, en fechas especiales o una vez a la semana) puede ser parte de una dieta equilibrada.
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Evitar freírlos: Recalentarlos en comal o microondas en lugar de usar aceite.
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Elegir rellenos más ligeros: Tamales de verduras, pollo o sin manteca son opciones más saludables.
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Acompañarlos con bebidas sin azúcar: Como café negro, té o agua simple.
En conclusión, los tamales pueden formar parte de una alimentación saludable si se consumen con moderación y atención a su preparación. Como ocurre con muchos alimentos tradicionales, el secreto está en el equilibrio, no en la eliminación.
