En un despliegue de fuerza, de orgullo y de revancha sin precedentes, 100 agentes federales sentados, uno al lado del otro, portaban sus chamarras con las siglas DEA y FBI en el frente y en la espalda. Como si fueran el público en un concierto, apostados en una tribuna con forma de herradura, esperaban ansiosos la entrada, no de un ídolo, sino de un viejo enemigo.
A 1 de la tarde con 25 minutos el “hombre viejo”, como se le refiere oficialmente en el expediente, entró esposado y custodiado por cinco alguaciles más al Salón de Ceremonias de la Corte de Brooklyn. Delgado, encorvado, cubierto de canas… rendido. Rafael Caro Quintero miraba al suelo para no encontrar las miradas de juicio que lo aguardaban.
“En 1985 Caro Quintero ordenó el asesinato de Enrique Kiki Camarena. Cuarenta largos años han pasado desde entonces pero finalmente te hemos alcanzado. La DEA no olvida. La justicia nunca olvida. Ha llegado el momento de enfrentar todos los cargos”, señaló en tono solemne la fiscal Sarita Komatireddy.
Las palabras de la fiscal llegaban al oído del capo filtradas e interpretadas por una traductora a través de un auricular. Para el resto de los que estábamos en este gran salón convertido en sala de audiencias su voz retumbaba en las enormes paredes de mármol, adornadas con pinturas al oleo y fotografías de dos docenas de jueces y magistrados que han presidido esta corte.
Ya sentado en el escritorio y acompañado del abogado que le designó la Corte, el antiguo líder del Cártel de Sinaloa miraba hacia el juez con el centenar de “verdugos” a sus espaldas.
“Este señor no solo es responsable de la muerte de Camarena. También de muchos americanos más. Estamos ante uno de los líderes más sanguinarios y violentos del grupo criminal que llegó a ser el más poderoso del mundo. No hay duda de su responsabilidad. Las mismas pruebas que ya sirvieron para condenar a El Chapo lo demostrarán en este caso”, agregó la fiscal.
“¿Entendió lo que acaba de escuchar?”, le preguntó el juez Robert Levy a Caro Quintero. “Sí, señor, entiendo”, respondió el capo.
La fiscal, la misma que lideró el año pasado el proceso en esta misma Corte en contra de Genaro García Luna, hoy también sentenciado, retomó la palabra para advertir que la gravedad de los cargos era tal que, si Caro Quintero es condenado, se solicitará prisión de por vida o, incluso, “la pena de muerte”. “Este señor no solo es responsable de la muerte de Camarena. También de muchos americanos más. Estamos ante uno de los líderes más sanguinarios y violentos del grupo criminal que llegó a ser el más poderoso del mundo. No hay duda de su responsabilidad. Las mismas pruebas que ya sirvieron para condenar a El Chapo lo demostrarán en este caso”, agregó la fiscal.
EFE



