Caracas, Venezuela.– Un petrolero identificado como Bella 1 protagoniza una persecución marítima en el Caribe y el Atlántico luego de que su tripulación pintara una bandera rusa en el casco como aparente intento de evadir una incautación por parte de Guardia Costera de Estados Unidos, informó The New York Times.
El episodio se inició el 21 de diciembre, cuando autoridades estadounidenses intentaron interceptar al buque mientras navegaba con rumbo a Venezuela para presuntamente cargar crudo, en el marco de la política de presión impulsada por Donald Trump para restringir el comercio petrolero del gobierno de Nicolás Maduro.
De acuerdo con funcionarios citados por el diario estadounidense, el Bella 1 no enarbolaba una bandera nacional válida al momento del intento de abordaje, lo que lo hacía susceptible de inspección bajo el derecho internacional. Sin embargo, la tripulación desobedeció las órdenes y continuó su navegación, dando inicio a una persecución que se ha prolongado por varios días. Durante la huida, los marineros pintaron una bandera rusa y comenzaron a presentarse como un buque bajo estatus de Rusia, en lo que analistas interpretan como un intento de reclamar protección de Rusia y dificultar su incautación.
El petrolero se encuentra bajo sanciones estadounidenses desde el año pasado por su presunta participación en el transporte de crudo iraní y es señalado como parte de la denominada “flota fantasma”, integrada por embarcaciones que operan al margen de sanciones para mover petróleo procedente de Rusia, Irán y Venezuela. Fuentes oficiales indicaron que la tripulación está compuesta principalmente por ciudadanos de Rusia, India y Ucrania.
Aunque la persecución ya supera una semana, el abordaje no se ha concretado debido a la necesidad de equipos especializados para asegurar un buque en movimiento con una tripulación potencialmente hostil. El transpondedor del Bella 1 permanece apagado desde el 17 de diciembre, lo que ha dificultado su localización precisa; no obstante, autoridades estadounidenses creen que el buque modificó su rumbo hacia el noroeste, posiblemente en dirección al Atlántico norte, cerca de Groenlandia o Islandia, y no transportaría carga actualmente.
Funcionarios estadounidenses confirmaron que existe una orden judicial de incautación basada en antecedentes del buque en el comercio de crudo iraní. La Casa Blanca, el Pentágono y el Departamento de Seguridad Nacional han declinado comentar públicamente el caso, mientras que la embajada rusa en Washington no ha emitido respuesta.
Este incidente se inscribe en una ofensiva marítima más amplia de Estados Unidos para reforzar sanciones, interceptar buques y bloquear exportaciones petroleras vinculadas a Caracas. En semanas recientes, Washington ha incautado otros petroleros sancionados y reforzado su despliegue naval en el Caribe, intensificando un pulso geopolítico que involucra también a Moscú, Teherán y Beijing, y que suma ahora las aguas del Atlántico como nuevo escenario de confrontación.



