Los Ángeles, Estados Unidos.– En el contexto de la investigación por el asesinato del cineasta Rob Reiner y su esposa Michele Singer Reiner, han salido a la luz antecedentes relacionados con el historial de adicciones y episodios de conducta violenta de su hijo menor, Nick Reiner, quien actualmente enfrenta cargos formales por estos hechos.
De acuerdo con declaraciones realizadas por el propio Nick Reiner en entrevistas pasadas, el joven atravesó una severa crisis de consumo de drogas alrededor del año 2017, durante la cual perdió el control y causó graves destrozos en una vivienda ubicada dentro de la propiedad familiar. En ese entonces, había sido trasladado a la casa de huéspedes luego de que sus padres le pidieran abandonar la residencia principal.
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Nick relató que, tras consumir sustancias como metanfetaminas y cocaína, permaneció despierto durante varios días y entró en un estado mental alterado que derivó en un episodio de violencia contra el inmueble, destruyendo muebles y objetos electrónicos. Según sus testimonios, el nivel de descontrol fue tal que no recuerda con precisión si sufrió lesiones durante ese incidente.
El hijo del reconocido cineasta comenzó a enfrentar problemas de adicción desde su adolescencia y, a lo largo de los años, ingresó en múltiples centros de rehabilitación con la intención de superar su dependencia. Esta experiencia personal incluso influyó en un proyecto cinematográfico familiar estrenado en 2015, una película de corte semiautobiográfico que abordó los conflictos derivados del consumo de drogas y la relación entre padre e hijo.
Pese a los intentos por reconstruir su vida, los episodios de inestabilidad y comportamiento errático continuaron generando preocupación en su entorno cercano. Actualmente, Nick Reiner, de 32 años, enfrenta dos cargos de asesinato en primer grado por la muerte de sus padres, quienes fueron encontrados con múltiples heridas de arma blanca en su domicilio del vecindario de Brentwood el pasado 14 de diciembre.
Las autoridades del condado de Los Ángeles informaron que los cargos incluyen agravantes, como el homicidio de más de una persona y el uso de un arma mortal, lo que podría derivar en una condena de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional o, eventualmente, la pena máxima contemplada por la ley. La investigación continúa en curso mientras se definen las acciones legales que seguirán en el proceso judicial.



