Oslo se convirtió en el epicentro de una histórica jornada para Venezuela, luego de que Ana Corina Sosa, hija de la dirigente opositora María Corina Machado, subiera al estrado para recibir el Premio Nobel de la Paz 2025 en representación de su madre, ausente por razones de seguridad.
La joven de 25 años, visiblemente emocionada, transmitió un discurso que estremeció al auditorio:
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“Mi madre nunca rompe una promesa. Y por eso, con toda la alegría de mi corazón, puedo decirles que en solo unas horas podremos abrazarla aquí en Oslo después de 16 meses”.
La ovación fue inmediata. El evento contó con la presencia de los reyes Harald y Sonja de Noruega, así como de los presidentes Javier Milei (Argentina), Daniel Noboa (Ecuador) y Santiago Peña (Paraguay).
El acto, inaugurado con una interpretación del cantante venezolano Danny Ocean, fue descrito por el presidente del Comité Noruego del Nobel, Jørgen Watne Frydnes, como un homenaje a quienes defienden la democracia “en las sombras”. El galardón fue entregado directamente a Sosa, mientras una gran fotografía de Machado presidía el escenario, evocando ausencias emblemáticas como la de Liu Xiaobo en 2010.
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María Corina Machado: una trayectoria marcada por la lucha
El Comité Nobel reconoció a Machado por “su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela”. Su legado incluye la fundación de Súmate en 2002, su elección como diputada en 2010 con la mayor votación de la historia legislativa venezolana, y su liderazgo de la plataforma Vente Venezuela desde 2012.
A lo largo de los años, ha sido una figura clave en denunciar los abusos del régimen de Nicolás Maduro, impulsando iniciativas ante la OEA y la ONU, y enfrentando censura, persecución política y la inhabilitación de su candidatura presidencial en enero de 2024.
En las elecciones del 28 de julio de 2024, Machado respaldó al candidato Edmundo González Urrutia, quien, según actas independientes, ganó con el 67% de los votos, en contraste con el 30% atribuido oficialmente a Maduro.
Un viaje lleno de peligros y un reconocimiento global
Desde agosto de 2024, Machado se encuentra en la clandestinidad tras un intento fallido de allanamiento a su domicilio. A pesar del cierre de la embajada venezolana en Oslo y el endurecimiento de los controles fronterizos por parte del gobierno chavista, la dirigente logró iniciar una ruta alternativa para llegar a Noruega, sorteando zonas controladas por grupos armados.
Aunque no llegó a tiempo para la ceremonia, su hija confirmó que Machado se encuentra en camino y ofrecerá una conferencia de prensa el 11 de diciembre. El Instituto Nobel señaló que su travesía fue de “alto riesgo”, similar a la que realizó en septiembre de 2024 para reunirse con líderes en Colombia.
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Reacciones: entre el rechazo oficial y la celebración internacional
La designación de Machado como Premio Nobel de la Paz generó reacciones encontradas. Mientras el régimen de Nicolás Maduro calificó la decisión como una “maniobra imperialista” y ordenó protestas diplomáticas, líderes internacionales como Javier Milei celebraron el premio como “un triunfo para la libertad”.
En contraste, la diáspora venezolana y organizaciones de derechos humanos realizaron marchas simbólicas en Caracas, Bogotá y Oslo, acompañadas por el hashtag #NobelParaVenezuela, que se volvió tendencia mundial.
El Nobel Peace Center anunció además la inauguración de la exposición “Democracy on the Brink”, dedicada a la lucha democrática en Venezuela, incluyendo imágenes de Machado y su legado político.
Un mensaje que trasciende fronteras
El Premio Nobel de la Paz 2025 no solo reconoció la figura de María Corina Machado, sino que visibilizó la lucha de millones de venezolanos que, dentro y fuera del país, exigen un cambio democrático. En palabras de su hija Ana Corina:
“La libertad es una elección diaria y colectiva. Venezuela quiere ser libre, y su lucha no se detiene”.
La ceremonia transformó una ausencia forzada en un símbolo de esperanza. Y mientras el mundo observa, Venezuela alza su voz desde Oslo.
