Lo que comenzó como una simple publicación en redes sociales terminó encendiendo un debate nacional sobre las propinas en establecimientos de autoservicio. Una pareja estadounidense, identificada como Andrian y Mirela, publicó en Facebook el recibo de un desayuno buffet que pagaron en Arlington, Texas, dejando únicamente dos dólares de propina sobre un consumo de casi 60 dólares.
El detalle habría pasado desapercibido si no fuera por el contexto: el restaurante sugería dejar entre el 18% y 22% como propina. La pareja explicó que optaron por una cifra menor ya que, según ellos, el personal solo sirvió las bebidas calientes, mientras que ellos mismos se encargaron de elegir y servir el resto de los alimentos.
Las críticas no se hicieron esperar. Miles de usuarios en redes sociales comenzaron a cuestionar la actitud de los comensales, defendiendo el trabajo del personal del restaurante. “¿Acaso creen que el restaurante se limpia solo?”, escribió una usuaria. Otros preguntaron si la pareja ayudó a recoger los platos o limpiar la mesa, en alusión a las tareas que continúan siendo responsabilidad del personal, incluso en locales con autoservicio.
Aunque algunos simpatizaron con el argumento de la pareja, también señalaron que una mejor cifra habría sido adecuada. “Cinco dólares hubiera sido una mejor propina”, opinó uno de los lectores del artículo publicado por Daily Mail.

“Tipflation”: propinas automáticas, pantallas presionantes y molestia del consumidor
Más allá del caso específico, la situación reavivó un debate cada vez más presente en Estados Unidos: ¿las propinas se están saliendo de control? El fenómeno, conocido como “tipflation”, se refiere al aumento sistemático de los porcentajes de propina sugeridos y a su expansión hacia comercios y servicios que antes no las solicitaban.
En plataformas como Reddit y TikTok, numerosos usuarios han denunciado sentirse presionados a dejar propina incluso en casos de mínima o nula atención personalizada. Un ejemplo citado por Daily Mail es el de una mujer que, al servirse su propio yogur helado en una tienda, tuvo que elegir una propina mínima del 15% para poder completar su compra en pantalla.
Este cambio cultural ha generado incomodidad entre muchos consumidores. Según datos compartidos por el mismo medio, el 75% de los estadounidenses considera que la cultura de la propina ha ido demasiado lejos, y dos de cada tres admiten dejar dinero extra únicamente por presión social o tecnológica.

Una práctica en transformación
Hace una década, dejar un 15% era visto como una gratificación justa. Hoy, la norma ronda entre el 18% y 25%, incluso en lugares donde el servicio es limitado. Este cambio no solo afecta la economía personal de los consumidores, sino que también redefine el significado original de la propina: un reconocimiento voluntario a la atención recibida.
El debate está lejos de cerrarse. Lo que para algunos es un deber moral o una forma de apoyar a trabajadores mal remunerados, para otros es una obligación impuesta por algoritmos y terminales de pago. El caso del buffet en Arlington es solo una muestra de cómo el concepto de propina sigue evolucionando —y dividiendo— a la sociedad actual.




