La Casa Blanca confirmó que Estados Unidos llevó a cabo un segundo ataque contra los supervivientes de una operación previa realizada el 2 de septiembre en el Caribe, donde se había interceptado una embarcación señalada por supuestas actividades de narcotráfico. El bombardeo adicional ha generado una fuerte controversia por las implicaciones legales y humanitarias de la decisión.
De acuerdo con la secretaria de prensa del presidente Donald Trump, Karoline Leavitt, la Administración defendió la legitimidad de la acción al sostener que se actuó en “legítima defensa” para destruir embarcaciones vinculadas al traslado de drogas hacia territorio estadounidense. Además, la Casa Blanca desvinculó al secretario de Defensa, Pete Hegseth, de cualquier responsabilidad en la operación, justo cuando el Congreso ha iniciado investigaciones sobre los hechos.
La polémica creció tras una publicación de The Washington Post, según la cual, después del primer ataque —en el que dos personas habrían sobrevivido— se ordenó un segundo golpe para cumplir una presunta instrucción de “no dejar a nadie a bordo”. Esta revelación abrió dudas sobre la legalidad de la operación y los protocolos militares aplicados. Hegseth calificó el reporte como “noticias falsas”.
La situación se desarrolla en medio de una escalada en la estrategia estadounidense en el Caribe y un incremento en la retórica de Trump contra el gobierno de Venezuela. El presidente se reunirá este lunes con sus asesores para evaluar los siguientes pasos diplomáticos y militares relacionados con su campaña antidrogas, que ya incluye ataques a embarcaciones presuntamente asociadas al narcotráfico proveniente de ese país.
El encuentro coincide con la confirmación de una llamada telefónica entre Trump y el presidente venezolano Nicolás Maduro, cuyos detalles no han sido divulgados. También se da tras la orden del mandatario estadounidense de considerar “cerrado en su totalidad” el espacio aéreo alrededor de Venezuela, medida que ha generado preocupación en Caracas y provocado la suspensión temporal de operaciones por parte de varias aerolíneas, incluyendo Iberia.
Informes preliminares señalan que la campaña ha dejado decenas de víctimas, lo que incrementa el escrutinio internacional sobre las acciones militares estadounidenses en la región.



