La repentina muerte del entrenador de fitness ruso Dmitry Nuyanzin ha provocado conmoción en el mundo del acondicionamiento físico y reavivado el debate sobre los riesgos de los retos virales que comprometen la salud.
Con apenas 30 años, Nuyanzin perdió la vida mientras realizaba un desafío alimenticio extremo: ganar rápidamente más de 22.5 kilos consumiendo hasta 10,000 calorías al día, con el fin de mostrar que su método de pérdida de peso era efectivo. Todo formaba parte de una campaña para promocionar un curso en redes sociales, en el que ofrecía recompensas económicas a quienes lograran perder el 10% de su peso antes de fin de año.
Durante semanas, compartió en Instagram sus avances, hábitos alimenticios y el impacto físico del experimento. Su dieta incluía bollería, pasteles, hamburguesas, pizzas y dumplings cubiertos de mayonesa. En tan solo un mes, ganó 13 kilos y superó los 100 kg.

En los últimos días del reto, el joven comenzó a sentirse mal y suspendió sus entrenamientos. La noche de su fallecimiento decidió descansar, pero no despertó. Informes preliminares sugieren que sufrió un paro cardíaco asociado a la presión ejercida sobre su cuerpo por la rápida ganancia de peso y el alto contenido graso de su dieta.
La noticia fue confirmada por medios como Daily Mail y PEOPLE, y generó una oleada de mensajes de condolencias en redes sociales. Nuyanzin era conocido por su energía y formación profesional: egresado de la Escuela de Reserva Olímpica de Orenburg y de la Universidad Nacional de Fitness en San Petersburgo, con más de una década de experiencia como entrenador personal.
Especialistas han advertido que este tipo de prácticas extremas pueden ser altamente peligrosas. La Universidad de Brown, por ejemplo, advierte que el sobrepeso repentino y una dieta hipercalórica elevan drásticamente el esfuerzo del corazón, lo que puede derivar en consecuencias fatales.
El caso de Dmitry Nuyanzin evidencia la urgencia de establecer límites y responsabilidad en la promoción de desafíos virales relacionados con la salud, así como la importancia de fomentar una cultura de bienestar con base científica y segura.
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