La detención del chef mexicano Ruperto Vicens Márquez ha generado indignación y solidaridad en Atlantic Highlands, Nueva Jersey, donde trabajaba y era ampliamente conocido por su cercanía con la comunidad. Fue arrestado por el ICE el pasado 19 de octubre y desde entonces permanece recluido en Newark.
Su familia asegura que la detención fue injusta. Su abogado, Steven Lyons, declaró a CNN que Vicens tiene un permiso laboral vigente hasta 2028 y que está en trámite una solicitud de alivio migratorio. Sin embargo, el Departamento de Seguridad Nacional lo mantiene bajo custodia al considerarlo un “extranjero ilegal de México”.
Su hermano Emilio, quien continúa al frente del restaurante familiar, relató que los hijos del chef, ciudadanos estadounidenses, aún no saben la verdad y creen que su padre está de vacaciones.
La noticia ha generado una ola de apoyo local. La alcaldesa Lori Hohenleitner ha visitado personalmente a la familia del chef y organizó una campaña en GoFundMe que ha recaudado más de 95 mil dólares para cubrir gastos legales.
Un símbolo de miles de historias migrantes
El caso de Ruperto ocurre en un contexto migratorio tenso. Solo entre enero y octubre de 2025, más de 116 mil mexicanos han sido repatriados desde EE.UU., y la Cancillería mexicana ha atendido más de 130 mil solicitudes de asistencia consular. Además, 10 mexicanos han fallecido bajo custodia del ICE este año.
El chef poblano se ha convertido en símbolo de resistencia y esperanza para muchas familias migrantes. Mientras continúa el proceso legal, su comunidad espera volver a verlo donde más lo necesitan: en casa, con su familia, y al frente de la cocina que le dio identidad y propósito.



