Las tensiones entre Maribel Guardia e Imelda Garza Tuñón, viuda de Julián Figueroa, han vuelto a generar conversación pública tras la difusión de un video en el que Imelda aparece besando a un hombre en un bar de la Ciudad de México. Aunque Maribel reaccionó con aparente tranquilidad, sus declaraciones dejaron entrever preocupación, especialmente por el bienestar de su nieto, José Julián.
“Pues qué bueno, me da mucho gusto. Ella tiene que rehacer su vida, es muy joven, es muy bonita. Ojalá que sea una buena elección porque el hombre que elija pues sea el que va a estar con José Julián”, expresó Guardia.
La actriz costarricense deseó que su exnuera elija bien en esta nueva etapa de su vida, aunque dejó claro que sus oraciones están con ambos. “Tiene que vivir su vida y continuar”, añadió.
“Tengo muchos meses que no lo veo”
Más allá del video, Maribel abrió su corazón para hablar sobre lo que más le duele: la distancia con su nieto. Con voz entrecortada, confesó que lleva meses sin poder verlo.
“A estas alturas de mi vida, después de lo que me pasó con mi hijo, he entendido que uno no puede controlar las cosas”, dijo. “Hay momentos que ya se van de tus manos, y entonces tienes que soltar y pedirle a Dios”.
Guardia recordó con cariño los años que compartió con José Julián, desde su nacimiento hasta los ocho años. “Tal vez algún día él me recuerde con cariño”, expresó visiblemente conmovida.
¿Alienación parental? Maribel lo insinúa
Al hablar del comportamiento del menor, Maribel dejó entrever que podría estar siendo influenciado. Aunque evitó dar detalles, comentó que ha recibido audios de Imelda que le preocupan.
“Sí, totalmente. Yo no me voy a dejar manipular. Eso es una manipulación”, afirmó, al ser cuestionada directamente sobre si considera que está siendo víctima de alienación parental.
Pide respeto a la prensa
Finalmente, la actriz pidió a los medios limitar los cuestionamientos sobre temas personales. “He hablado demasiado… Yo trato de contestarles con todo mi cariño y respeto, pero hay un límite porque yo tengo un corazón y esto me duele”.
Las diferencias entre Maribel e Imelda, aunque rodeadas de mensajes conciliadores, continúan marcadas por la ausencia, el duelo y la batalla por mantener vínculos familiares en medio de procesos legales y emocionales. Mientras Imelda rehace su vida, Maribel espera, con fe, volver a abrazar a su nieto.





