Ciudad de México – Erika Buenfil está de vuelta en la televisión con su participación en la telenovela Papás por Siempre, donde interpreta a Gisela, una mujer regiomontana, madura y compleja. A sus 61 años, la actriz no solo vive una etapa de plenitud profesional, sino también personal, abrazando su edad con orgullo.
En una reciente sesión fotográfica donde posó en un desnudo artístico, Buenfil compartió que su cuerpo no tolera bien tratamientos como el ácido hialurónico debido a su condición de tiroides. “Me sentí muy mal, me ardía la piel… entonces nunca más”, reveló. Sin embargo, confesó que aún recurre ocasionalmente al bótox, pero con moderación.

Más allá de los tratamientos estéticos, la actriz mantiene una rutina activa entre trabajo, gimnasio, amigas y vacaciones. Pero su mayor motivación está en casa: su hijo Nicolás, quien está por ingresar a la universidad. “Está muy asentado y tiene claro hacia dónde va”, comentó con orgullo.
Con una postura firme frente a los estereotipos estéticos del medio, Erika Buenfil demuestra que el envejecimiento también puede vivirse con autenticidad, seguridad y libertad.
“Estoy muy a todo dar”, resume la actriz, reafirmando que la belleza no está en ocultar arrugas, sino en la decisión de cómo vivirlas.




