La promesa de vender gasolina a 10 pesos por litro, uno de los compromisos más recordados de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, quedó oficialmente descartada.
Durante su comparecencia ante la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados, el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Víctor Rodríguez Padilla, reconoció que la empresa estatal no puede cumplir con esa expectativa, ya que los precios de los combustibles en México están determinados por el mercado internacional desde hace casi una década.
“Los precios están alineados con el mercado internacional. El precio de las gasolinas se fija con base en un punto de referencia en Estados Unidos, Mont Belvieu, donde se determina el valor de la gasolina regular y premium, y posteriormente se calcula el precio de venta en México”, explicó el funcionario.
Gasolina con tope de 24 pesos por litro
Rodríguez Padilla recordó que el mercado mexicano de combustibles fue liberalizado en 2017, cuando se eliminó el control directo de precios por parte del gobierno federal. Actualmente, la gasolina regular tiene un tope máximo de 24 pesos por litro, establecido mediante un acuerdo entre el gobierno y el sector gasolinero firmado en febrero pasado.
“Para llegar a esos 24 pesos se hicieron análisis económicos profundos; se buscó un precio que mantuviera la rentabilidad de Pemex y de los distribuidores sin afectar en exceso al consumidor”, señaló.
El directivo subrayó que este pacto no implica un regreso al control de precios, sino un compromiso temporal ante la volatilidad internacional de los energéticos.
El impacto regional y la competencia desleal
Rodríguez indicó que en 2024 el litro de gasolina llegó a venderse entre 27 y 29 pesos, dependiendo del estado. Las diferencias de precio se deben a los costos logísticos y de transporte, que encarecen el combustible en regiones del sur del país, como Chiapas.
Además, denunció que el combustible ilegal o “huachicol” sigue afectando la competencia en el mercado.
“El huachicol no es competitivo, porque evade impuestos y distorsiona el mercado. Si hubiera verdadera competencia, los precios bajarían, pero siempre tomando como base el precio internacional”, afirmó.
Futuro de la refinería de Cadereyta
Durante su intervención, el titular de Pemex abordó también la situación de la refinería de Cadereyta, en Nuevo León, una de las más antiguas del país y señalada por sus altos niveles de contaminación.
Ante las propuestas de cierre por parte del gobernador Samuel García, Rodríguez Padilla descartó esa posibilidad y explicó que la empresa evalúa su reconversión en una biorefinería para producir combustibles más limpios.
“No se plantea el cierre de la refinería, sino optimizar sus procesos y reducir las emisiones. El objetivo es contar con una gasolina mixta, menos contaminante, mientras avanzamos hacia los combustibles alternativos”, dijo.
Hacia la transición energética
El directivo anunció que Pemex, junto con la Secretaría de Energía, planea construir una biorefinería en Veracruz, destinada a producir combustible sostenible de aviación (SAF) a partir de caña de azúcar u otros insumos.
Este proyecto forma parte de la estrategia de la petrolera para transformarse en una empresa energética integral, que combine la producción tradicional de hidrocarburos con fuentes más limpias.
“Hay que decidir si seguimos siendo un país petrolero o avanzamos hacia la transición. Ese es el debate actual de la política energética nacional”, sostuvo Rodríguez.
El funcionario informó además que Pemex mantiene una plataforma de producción de 1.64 millones de barriles diarios, con la meta de alcanzar 1.8 millones, y destacó el hallazgo de 400 millones de barriles adicionales en reservas tras la perforación de 24 pozos exploratorios entre 2024 y 2025.



