Tres días después del audaz robo de ocho joyas de la corona francesa, el Museo del Louvre reabrió sus puertas este miércoles 22 de octubre, aunque la Galería de Apolo —donde ocurrió el atraco— permanece cerrada por tiempo indefinido.
El robo, ejecutado por cuatro sujetos disfrazados de obreros, ocurrió la mañana del domingo 19 de octubre y ha sido valuado en 88 millones de euros por la fiscalía de París. Sin embargo, expertos señalan que el valor histórico de las piezas es incalculable.
Entre las joyas robadas destacan el collar y pendientes de esmeraldas de Marie-Louise, una tiara y broche relicario de la emperatriz Eugenia, y un collar de zafiros de la reina María Amalia. Los delincuentes evitaron vitrinas con el diamante El Regente y la corona de Luis XV, pero en su huida dejaron herramientas, una corona dañada y pistas que aún se analizan.
A raíz del incidente, la dirección del museo implementó nuevos controles de seguridad, incluyendo revisiones reforzadas en los accesos, vigilancia interna intensiva y la propuesta de instalar una comisaría dentro del recinto, ante las fallas detectadas por la policía en los sistemas de videovigilancia.
La presidenta del Louvre, Laurence des Cars, compareció ante el Senado francés para rendir cuentas, mientras el presidente Emmanuel Macron calificó el hecho como un “ataque a nuestro patrimonio e historia” y ordenó reforzar la seguridad en todos los museos nacionales.
Aunque el museo más visitado del mundo sigue abierto al público, la herida cultural que deja este robo recuerda a otros momentos dolorosos como el incendio de Notre Dame en 2019. La recuperación del patrimonio robado ahora se ha vuelto una prioridad nacional.




