Guaymas, Sonora. — Dos trabajadores del Área Natural Protegida “Estero El Soldado”, Juan José Mascareño y Manuel Magaña, denunciaron haber sido despedidos tras expresar su rechazo al proyecto del gobierno estatal para construir un malecón turístico en San Carlos, Guaymas.
Los afectados compartieron un video en el que explicaron que su despido no se debió a incumplimiento laboral, sino a su firme compromiso con la preservación del medio ambiente. “Nos corrieron por defender lo que no tiene voz: la tierra, el agua, los seres que habitan en silencio”, señalaron en el mensaje.
Críticas al manejo de recursos y prioridades
Mascareño y Magaña denunciaron que la Comisión de Ecología y Desarrollo Sustentable del Estado de Sonora (Cedes) destinó recursos a infraestructura turística, como kayaks y mobiliario, mientras la conservación de la reserva carece de financiamiento suficiente. Según los ambientalistas, esto evidencia que el proyecto prioriza el desarrollo económico sobre la protección ambiental.
Tensión entre desarrollo económico y conservación
El gobierno estatal, encabezado por el gobernador Alfonso Durazo, anunció el pasado 19 de septiembre la construcción del Nuevo Malecón en Playa Bahía Delfín, con una inversión de 550 millones de pesos. El proyecto contempla 2.4 kilómetros de extensión, vialidades para ciclistas y transporte urbano, parque inclusivo, miradores, anfiteatro, áreas ecológicas, juegos infantiles, zonas de comercio, estacionamientos y mobiliario urbano.
Durazo señaló que la obra busca consolidar el sur de Sonora como un polo turístico y económico de primer nivel, capaz de generar empleo y atraer visitantes, aunque ha recibido críticas de grupos ecologistas que advierten sobre riesgos para la biodiversidad local.
Activistas mantienen su compromiso
A pesar del despido, los ambientalistas reafirmaron su convicción de proteger el medio ambiente: “Hoy, más que nunca, reafirmamos que nuestra dignidad no está en venta. Que nuestros principios no se negocian. Que proteger la vida no es un error, es un deber”, expresaron.
Mascareño y Magaña agradecieron a quienes los apoyan y aseguraron que continuarán su labor desde otros espacios, insistiendo en que la riqueza de la región radica en su biodiversidad, la cual debe ser protegida para las generaciones futuras.
El caso refleja la creciente tensión entre proyectos de desarrollo económico y conservación ambiental en Sonora, donde los defensores de la naturaleza enfrentan desafíos al intentar equilibrar progreso y sostenibilidad.



