Tras una semana fuera del aire, Jimmy Kimmel regresó este martes por la noche a la pantalla de ABC con un monólogo que combinó humor, reflexión y defensa de sus principios. Su ausencia se debió a una controversia por presuntas burlas hacia el asesinato del activista conservador Charlie Kirk, lo cual derivó en la suspensión temporal del programa.
En su regreso, Kimmel no evadió el tema: “Como decía antes de que me interrumpieran…”, abrió, provocando risas y aplausos. Durante más de 17 minutos, criticó la censura, agradeció el respaldo de sus colegas y reconoció las críticas, sin retractarse de su postura satírica. Entre los momentos más emotivos, elogió a la viuda de Kirk, Erika, por perdonar al asesino: “Ese es un acto desinteresado de gracia. Si crees en las enseñanzas de Jesús, como yo, ahí estaba”.

El comediante también se refirió a las presiones políticas sobre la cadena: “El presidente de Estados Unidos quiere que me despidan… porque no puede entender una broma”. Agradeció a colegas como Colbert, Stewart, Fallon y Leno, así como a críticos como Ted Cruz y Ben Shapiro, quienes defendieron su derecho a expresarse, incluso sin compartir sus ideas.
En redes sociales, el regreso de Kimmel desató una oleada de reacciones. El hashtag #KimmelReturns superó el millón de menciones, con mensajes de apoyo como “¡Libertad gana!” y críticas por no disculparse explícitamente. El episodio registró una audiencia 20% mayor al promedio del programa, con celebridades como Ben Stiller celebrando su regreso como “valiente”.
Kimmel cerró con una reflexión sobre la importancia de su regreso:
“Este programa no es realmente importante. Lo importante es que podamos vivir en un país donde sea posible seguir teniendo un programa como este”.
En un clima político polarizado, el regreso de Kimmel reabre el debate sobre los límites de la comedia, la censura y el poder, recordando que, como él mismo dijo:
“Si te gusto, te gusto; si no, no”.



