Ciudad de México.— Figura indiscutible del Cine de Oro mexicano, Jorge Negrete consolidó su nombre en la historia cultural del país gracias a su talento actoral y a su inconfundible voz, que lo hicieron merecedor del título de “El Charro Cantor”. Sin embargo, detrás de la imagen del hombre gallardo y fuerte que proyectaba en la pantalla, Negrete enfrentó una enfermedad que mantuvo en secreto y que lo llevaría a la muerte a los 42 años.
La enfermedad que marcó su destino
De acuerdo con reportes de la época, el actor padecía hepatitis C, un virus que afecta directamente al hígado y que en aquel entonces carecía de tratamientos eficaces. El padecimiento progresó hasta convertirse en cirrosis hepática, complicación que desencadenó su fallecimiento el 5 de diciembre de 1953, en plena cima de su carrera artística.
El silencio como escudo
En los años 40 y 50, las enfermedades representaban un fuerte estigma social, particularmente para figuras públicas. En el caso de Negrete, reconocer su condición habría significado poner en riesgo la imagen del “macho mexicano” que encarnaba en el cine, símbolo de fortaleza, valentía y conquista. Por ello, la decisión fue mantener el diagnóstico en reserva, aunque su círculo cercano sí conocía la gravedad de su estado de salud.
Una vida de música y cine
Nacido en Guanajuato en 1911, Jorge Alberto Negrete Moreno inició su formación en el Conservatorio Nacional de Música, destacando por su potente voz lírica. Tras una breve incursión en la ópera, encontró en la música ranchera y el cine su mayor proyección, convirtiéndose en referente de la identidad nacional con interpretaciones de temas como México lindo y querido y Cocula.
A lo largo de su carrera compartió créditos con Pedro Infante, María Félix y Sara García, entre otras grandes figuras. Además, fue uno de los fundadores de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), institución clave en la defensa de los derechos laborales del gremio artístico.
El legado del Charro Cantor
La repentina muerte de Negrete conmocionó a México y dejó un vacío en la industria cinematográfica. No obstante, su legado permanece intacto en la memoria colectiva: su música, su presencia en la pantalla grande y su contribución al cine mexicano lo mantienen como uno de los íconos culturales más importantes del siglo XX.



