El rapero y empresario Sean “Diddy” Combs enfrentará su sentencia el próximo 3 de octubre, tras haber sido declarado culpable por un jurado federal de dos cargos de transporte con fines de prostitución, delitos contemplados en la Ley Mann.
Aunque el jurado lo absolvió de los cargos más severos, como tráfico sexual y conspiración para extorsionar, los delitos por los que fue condenado conllevan una pena máxima de hasta 20 años de prisión.
Su equipo legal ha solicitado al juez Arun Subramanian una sentencia no mayor a 14 meses, argumentando que Combs ya ha pasado más de un año en prisión preventiva y ha sufrido un daño irreparable a su reputación. Desde su arresto, ha permanecido en el Metropolitan Detention Center de Brooklyn, donde —según sus abogados— ha sido vigilado por riesgo de suicidio y ha enfrentado condiciones inhumanas, como alimentos en mal estado, hacinamiento y violencia.

Durante el juicio, que duró ocho semanas, dos exnovias del artista testificaron haber sido obligadas a participar en “Freak Offs”, encuentros sexuales organizados por Combs y acompañados de drogas. Afirmaron haber sido agredidas física y sexualmente, y amenazadas con perder apoyo económico si se negaban.
A pesar de las declaraciones, la defensa sostuvo que no existió una relación directa entre los abusos y los encuentros sexuales, argumentando que estos se dieron en un contexto de “lealtad y amor”.
Desde su detención, Combs ha perdido contratos, su reputación ha colapsado y ha enfrentado sanciones institucionales: Hulu canceló su reality show, la Universidad Howard le revocó un doctorado honorario y regresó una donación millonaria. Además, se reportaron despidos masivos en sus empresas.
Aún está pendiente una moción para anular la condena, la cual deberá resolver el juez antes del 3 de octubre. Si se acepta, Combs podría quedar en libertad en cuestión de semanas.




