La suspensión del conductor Jimmy Kimmel por parte de la cadena ABC ha provocado un terremoto mediático y político en Estados Unidos. La decisión fue tomada el pasado 17 de septiembre, dos días después de que el comediante abordara el asesinato del activista conservador Charlie Kirk en su programa nocturno. Durante el monólogo, Kimmel insinuó que el atacante, Tyler Robinson, podría tener afinidades con el movimiento pro-Trump, lo cual fue considerado una provocación por sectores conservadores.
Como resultado, ABC —propiedad de Disney— retiró Jimmy Kimmel Live! de su programación, sin confirmar si el presentador regresará antes de la conclusión de su contrato en mayo de 2026.

La reacción fue inmediata. Más de 400 celebridades firmaron una carta abierta en defensa de Kimmel, en colaboración con la ACLU y publicada en el sitio del sindicato SAG-AFTRA. Entre los firmantes figuran Florence Pugh, Pedro Pascal, Robert De Niro, Selena Gomez, Meryl Streep, Natalie Portman, Jennifer Aniston, Tom Hanks y Jason Bateman, entre otros.
“El suspender a Jimmy Kimmel es un tipo de represión y represalia que pone en peligro las libertades de todos”, se lee en el comunicado, replicado por medios como Variety.
Las redes sociales también fueron escenario de protestas. Jean Smart tuiteó: “Lo que Jimmy dijo era LIBERTAD de expresión, no discurso de odio”. Wanda Sykes, invitada al programa la noche de la suspensión, escribió: “Se acabó con la libertad de expresión en su primer año. Te quiero, Jimmy”. Ben Stiller fue contundente: “Esto no está bien”.
Desde el ámbito político, el gobernador de California, Gavin Newsom, advirtió que se trata de una estrategia coordinada de censura: “Comprar y controlar plataformas mediáticas. Cancelar programas. No son coincidencias. Es coordinado. Y es peligroso”.

El expresidente Barack Obama exigió públicamente que se respete la libertad de expresión, mientras que el senador Cory Booker y la congresista Jasmine Crockett también condenaron el hecho.
No obstante, sectores conservadores defienden la suspensión. Consideran que los comentarios de Kimmel fueron inapropiados y que las cadenas televisivas deben mantener ciertos estándares éticos. El expresidente Donald Trump celebró la noticia como “great news” y, a través de Truth Social, pidió la cancelación de otros programas como los de Jimmy Fallon y Seth Meyers.
El caso ha puesto en el centro del debate el papel de los medios, la polarización política y los límites de la libertad de expresión en televisión. La situación legal del programa y del presentador sigue en suspenso.



