Asunción, Paraguay.– La detención de Hernán Bermúdez, exjefe de policía de Tabasco y presunto líder de la organización criminal La Barredora, se concretó gracias a una combinación de inteligencia, observación y un descuido aparentemente trivial.
El caso comenzó cuando, el 5 de marzo de 2025, autoridades mexicanas alertaron a Paraguay sobre movimientos financieros sospechosos de Bermúdez. Desde enero de ese año, el exfuncionario estaba prófugo y, aunque circuló por Panamá y Brasil, finalmente ingresó a Paraguay por la triple frontera en Foz de Iguazú.
El sobrino de Bermúdez, Gerardo, quien cumplía arresto domiciliario en Paraguay por apuestas ilegales, se convirtió en una pista clave. Los servicios de inteligencia montaron vigilancia frente a su residencia y notaron un vehículo estacionado en una casa vecina, propiedad del sobrino, que despertó sospechas.
La detención se facilitó gracias a un detalle aparentemente menor: una luz exterior encendida en la casa donde se ocultaba Bermúdez. Al salir a apagarla, fue fotografiado y la imagen enviada a México confirmó su identidad.
Finalmente, la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) ingresó por la fuerza a la vivienda el 13 de septiembre, tras obtener una orden judicial. Bermúdez se entregó sin resistencia y, posteriormente, México lo recibió vía Chiapas, siendo recluido en el Penal del Altiplano.
El operativo destaca cómo la combinación de vigilancia estratégica, análisis de movimientos financieros y observación de detalles cotidianos permitió capturar a uno de los fugitivos más buscados de México en territorio extranjero.



