Estados Unidos.- El hijo mayor de “El Chapo”, Joaquín Guzmán López, es acusado por el gobierno de Estados Unidos de participar en el contrabando internacional de drogas como fentanilo, cocaína, metanfetaminas y marihuana desde México hacia territorio estadounidense. La acusación formal lo identifica como un actor relevante en la expansión de la red criminal del Cártel de Sinaloa, específicamente en el tráfico de fentanilo, una droga que ha provocado una grave crisis de salud pública en el país.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro estadounidense lo ha señalado como una figura clave en la operación de laboratorios clandestinos en el norte de México y en el envío masivo de drogas a través de rutas heredadas de su padre.
Aunque Guzmán López aún no ha declarado si aceptará los cargos o negociará un acuerdo con la fiscalía, el aplazamiento de la audiencia indica que su defensa está analizando con detalle las pruebas en su contra. No se ha informado sobre algún acuerdo de cooperación ni sobre una posible declaración de culpabilidad.

En caso de ser encontrado culpable, podría enfrentar una condena de hasta cadena perpetua, además de décadas adicionales por delitos relacionados con el tráfico de drogas, lavado de dinero y pertenencia a una organización criminal.
La audiencia del 13 de noviembre será clave en el avance del caso, el cual representa un nuevo intento por desmantelar lo que queda del imperio criminal del Cártel de Sinaloa. El proceso contra Joaquín Guzmán López no solo es un capítulo más en la historia de una de las organizaciones delictivas más poderosas del hemisferio, sino también una prueba del alcance de la justicia transnacional en contra del narcotráfico.



