Washington, D.C. – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este martes que desplegará tropas de la Guardia Nacional en Chicago y posiblemente en Baltimore, como parte de su estrategia contra la delincuencia armada. El mandatario calificó ambas ciudades, gobernadas por demócratas, como “un infierno” y prometió intervenir para “resolver el problema rápidamente”.
En declaraciones a la prensa, Trump aseguró que su decisión no responde a motivos políticos, sino a una “obligación” ante las cifras de violencia. “Esto no es un asunto político. Tengo una obligación cuando 20 personas han sido asesinadas en las últimas dos semanas y media y 75 han recibido disparos”, declaró.
El presidente también utilizó su red Truth Social para lanzar declaraciones más provocadoras: “¡CHICAGO ES LA CAPITAL MUNDIAL DEL ASESINATO!”. Además, afirmó que el gobernador de Illinois, JB Pritzker, “necesita desesperadamente ayuda, sólo que aún no lo sabe”.
La respuesta de las autoridades locales no se hizo esperar. Pritzker acusó a Trump de intentar realizar una “invasión militar” con fines políticos: “Nada de esto se trata de combatir la delincuencia ni de hacer que Chicago sea más segura. Para Trump, se trata de poner a prueba su poder y generar un drama político para encubrir su corrupción”.
El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, también rechazó tajantemente la intervención: “¡Ninguna fuerza federal en Chicago! ¡Ninguna fuerza militarizada en Chicago!”, dijo durante un mitin por el Día del Trabajo.
El despliegue de la Guardia Nacional en ciudades estadounidenses ya había generado controversia anteriormente. En junio y agosto, Trump envió tropas a Los Ángeles y Washington para apoyar a la policía durante disturbios y redadas migratorias.
Sin embargo, estas acciones están siendo impugnadas legalmente. El juez federal Charles Breyer dictaminó que el presidente violó la ley al ordenar tales despliegues y advirtió sobre los riesgos de crear “una fuerza policial nacional con el presidente como jefe”. La orden judicial, no obstante, entrará en vigor hasta el 12 de septiembre, lo que deja abierta la posibilidad de una revisión por parte de la Corte Suprema.
Mientras tanto, Chicago vive una creciente tensión social ante la posible llegada de tropas federales. Marchas de protesta, como la del lunes bajo el lema “Los trabajadores primero que los multimillonarios”, reflejan el rechazo de amplios sectores ciudadanos a la militarización de su ciudad.



