Brasil.- La imagen de Isaque, corriendo sin preparación, sin tenis y visiblemente ebrio en una competencia de 8 kilómetros, ha dado la vuelta al mundo. El episodio tuvo lugar en Garrafão do Norte, Brasil, donde cámaras del evento captaron el instante exacto en que el improvisado corredor se sumó a la competencia al sonar la largada.
Aunque muchos pensaron que abandonaría tras unos metros, Isaque desafió las expectativas y completó la carrera como si fuera un atleta más. Al cruzar la meta, fue ovacionado por el público y recibió una medalla, reconocimiento que sorprendió incluso a los organizadores, quienes valoraron su espontaneidad y el ambiente festivo que generó.
“Yo había bebido y, al ver la multitud, pensé: voy a correr para quitarme la resaca”, declaró Isaque en un video difundido posteriormente. Como no tiene celular, sus amigos crearon una cuenta en redes sociales para canalizar la simpatía que su historia provocó.
La escena se volvió viral rápidamente, con miles de usuarios celebrando su espíritu libre y convirtiéndolo en un símbolo del humor y lo inesperado.
“El público se divirtió mucho con la escena y quisimos reconocer ese espíritu lúdico y saludable”, explicaron los organizadores al justificar la medalla.
Una historia que demuestra que a veces, la alegría más grande viene sin planearse… y en ojotas.



