Nueva Zelanda-El empate 1-1 frente a Boca Juniors, que marcó el cierre de la participación de Auckland City en la fase de grupos del Mundial de Clubes 2025, fue celebrado como una hazaña por el modesto club neozelandés. Sin embargo, la alegría duró poco: el premio económico otorgado por FIFA —cercano al millón de dólares— generó una disputa entre jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y la Federación de Fútbol de Nueva Zelanda (NZ Football).
El punto conseguido ante el conjunto argentino no solo le permitió al equipo oceánico evitar irse con las manos vacías, sino que también le aseguró un ingreso extraordinario. Para un club cuyo presupuesto anual ronda los 667 mil dólares, ese monto representa un alivio financiero enorme. En contraste, es apenas una fracción insignificante para clubes como Bayern Múnich, cuyos ingresos superan los mil millones de dólares al año.
Pese a que el arquero suplente Sebastián Ciganda había declarado que el premio sería repartido entre el plantel y el cuerpo técnico, un obstáculo inesperado surgió: según el reglamento, los clubes deben transferir los premios económicos a la Federación, que se encarga luego de distribuirlos bajo un esquema previamente consensuado. Así lo confirmó el director general de Auckland City, Gordon Watson, quien se limitó a decir: “No estoy autorizado a hablar más sobre el tema. Tendremos que esperar a ver qué sucede”.
El contraste económico con sus rivales es brutal. Mientras jugadores del Bayern cobran más de 500 mil dólares semanales, los futbolistas de Auckland perciben un máximo de 150 dólares neozelandeses a la semana —unos 90 dólares estadounidenses—, apenas un viático para cubrir transporte o botines. Muchos de ellos tienen trabajos paralelos: hay profesores, agentes inmobiliarios y choferes de montacargas, que volverán a su rutina laboral tras el torneo.
Pese a la polémica, Watson intentó calmar las aguas y destacó que “nunca hemos estado en esto buscando una recompensa económica”. Auckland City, con 13 participaciones en el Mundial de Clubes (incluida una semifinal ante San Lorenzo en 2014), considera que el valor del logro es simbólico y emocional.
Desde la federación, el director ejecutivo Andrew Pragnell defendió el esquema de reparto, señalando que fue acordado con todos los clubes y que Auckland City “no solo no debería perder dinero, sino que debería recibir una buena recompensa”. Aseguró además que la parte correspondiente a NZ Football será la más pequeña.
Así, el histórico empate ante Boca dejó más que una anécdota deportiva: abrió un debate sobre la administración del dinero en el fútbol semiprofesional y evidenció cómo, en Oceanía, un millón de dólares puede ser tanto una bendición como un motivo de fricción.