Una investigación de la UNAM confirma que los microplásticos ya están presentes en el agua, aire y alimentos que consumen los mexicanos, representando una grave amenaza para la salud pública. Estos fragmentos invisibles de plástico, de menos de 5 milímetros, han sido encontrados en el agua potable de quioscos, en moluscos y peces, y en el organismo humano, incluyendo sangre, pulmones, cerebro, placenta y leche materna.
El estudio señala que el tratamiento actual del agua no elimina eficazmente estas partículas, y que la mala gestión de residuos en México facilita su llegada al mar y a la cadena alimentaria. Aunque los efectos a largo plazo aún se investigan, se sabe que los microplásticos pueden transportar metales pesados tóxicos, lo que podría generar graves daños al organismo.
Frente a esta crisis, los expertos recomiendan reducir el uso de plásticos de un solo uso, fomentar el reciclaje, mejorar la disposición de residuos y exigir a las empresas mayor responsabilidad ambiental. La clave, concluyen, es prevenir desde el consumo.