Natanael Cano volvió a estar en boca de todos sin necesidad de lanzar una nueva canción. Esta vez, el cantante de corridos tumbados causó revuelo al compartir un video en su cuenta de Instagram en el que aparece usando unos pantalones de mezclilla estampados con los rostros de Joaquín “El Chapo” Guzmán y Pablo Escobar.
En las imágenes, Cano se encuentra en un estudio de grabación mostrando lo que parece ser un adelanto de su nuevo sencillo titulado “Cholo”, como se alcanza a ver en el monitor frente a él. Pero el foco de atención no fue solo su música: la cámara también captó sus llamativos jeans, los cuales muestran a Guzmán con la imagen de su detención en 1993, y a Escobar con la clásica ficha policial tomada en Medellín en 1977.
La publicación llega en un momento delicado para el regional mexicano, ya que en al menos 10 estados del país —incluidos Chihuahua, Jalisco y Baja California— se han impuesto restricciones legales contra los narcocorridos, bajo sanciones que pueden ir desde multas hasta un año de prisión para los artistas que promuevan la violencia en sus letras.
Además, no es la primera vez que Cano genera controversia por hacer referencias directas al narcotráfico. En marzo pasado, durante su presentación en el Carnaval de Autlán de Navarro, en Jalisco, dedicó unas palabras en pleno concierto a Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho” y otras figuras criminales, gritando ante el público:
“¡Arriba JGL, arriba la maña, arriba ‘El Mencho’ a la verg…, pa’ que sepan!”
Este tipo de declaraciones se suman a las amenazas que ha recibido en meses recientes. En enero, grupos delictivos difundieron narcomantas y grafitis en Sonora, con mensajes dirigidos al cantante. Las advertencias fueron firmadas por “Los Mata Salas”, una célula vinculada a “Los Chapitos”, facción del Cártel de Sinaloa, y rival directa de “Los Salazar”, también relacionados con el mismo cártel.
Pese al riesgo, Cano se ha burlado públicamente de las amenazas, mostrando una actitud despreocupada y retadora en sus redes sociales, lo que ha generado aún más debate sobre la responsabilidad de los artistas y el contenido que promueven.