En los últimos meses, el brainrot italiano ha revolucionado la forma en que se consume contenido en redes sociales. Esta tendencia, que mezcla humor sin sentido, animaciones psicodélicas y narrativas improvisadas, se ha vuelto viral gracias a sus clips breves, repetitivos y altamente compartibles.
El fenómeno comenzó con Tralalero Tralala, un tiburón antropomórfico con zapatillas Nike, que corre a gran velocidad mientras una voz en italiano recita trabalenguas. Su éxito fue tan rotundo que inspiró una oleada de personajes igualmente absurdos creados por inteligencia artificial, como Baletrina Capuchina, una taza de café bailarina, y Tung Tung Sahur, una criatura de madera con un bate.
Estos personajes no solo aparecen en clips sueltos: tienen sus propias habilidades, se enfrentan en “batallas épicas” al estilo anime, y cuentan con rankings de poder. Usuarios de todo el mundo participan creando nuevos personajes, asignándoles roles y protagonismo en una mitología digital compartida.
El medio Animal Político destaca que los enfrentamientos entre personajes han cobrado tanta fuerza que ahora existen guerras entre clanes y alianzas imposibles. El Comercio de Perú añade que, a pesar del caos, hay una lógica interna que los fans siguen con entusiasmo.
Incluso el exjugador de rugby Agustín Creevy se sumó al fenómeno, calificando a los personajes en un video viral donde eligió a Tung Tung Sahur como su favorito.
El brainrot italiano no ofrece moralejas ni mensajes profundos. Su fuerza está en lo absurdo, en lo inesperado, en esa mezcla extraña que atrapa y divierte. Se trata de una nueva forma de entretenimiento que refleja los cambios en la cultura digital: inmediata, efímera, participativa… y completamente fuera de lo convencional.